Algunos expertos coinciden con el hecho de que a medida que crece la población y automatiza su existencia, aumentan las demandas energéticas. La escala Kardashev fue desarrollada como un mecanismo para medir los avances tecnológicos de una civilización basados en cuánta energía es capaz de producir.
En 1964, el astrofísico ruso Nicolai Kardashev (1932-2019) formuló la teoría de que los avances tecnológicos de una civilización corresponden a la cantidad de energía que es capaz de producir; la escala propuesta posee tres niveles fundamentados en la cantidad de “energía de uso”. La teoría tuvo amplio impacto en la comunidad científica, al punto que otros investigadores añadieron niveles adicionales y establecieron la sólida relación entre el acceso a la energía y la cantidad de conocimientos a la cual la civilización tiene alcance.
Las premisas sobre las cuales reflexiono en esta materia son: primero, que el crecimiento en el consumo de energía está impulsado por la progresión continua de la humanidad como civilización; segundo, durante este proceso, asegurar la accesibilidad y asequibilidad de la energía es fundamental; y, tercero, cuando el suministro es insuficiente para sostener el desarrollo de la civilización, es indispensable una revolución energética ¿Quiénes mejor que nosotros para hablar de revolución?
A continuación, se detallan los niveles o tipos de la escala de Kardashev, de los cuales -por cierto- la raza humana aún no ha alcanzado, por lo que he incluido un nivel adicional que nos describa.
En el tipo 0, también llamado por otros cultura subglobal, la civilización extrae su energía y materia prima de cuerpos orgánicos y recursos basados en estos como madera, carbón y petróleo.
El primer tipo de la escala de Kardashev es llamada tipo I o cultura planetaria, en la cual la civilización es capaz de consumir toda la energía producida en su sistema originario, recolectándola y almacenándola para responder a la demanda de su siempre creciente población, y equivale a 10 a los 16 vatios (W); esto significa que tendríamos que aumentar nuestra producción de energía actual más de 100 mil veces para alcanzar este estado.
El segundo tipo es llamado cultura estelar, donde se podría consumir la energía de una estrella completa, no únicamente transformando su luz en energía. En otras palabras, controlando y empleando la energía del Sol. Este escenario es empleado en el mundo de la Ciencia Ficción de -por ejemplo- la serie televisiva “Viaje a las Estrellas”, y se basa en un consumo equivalente a 10 a los 26 vatios.
Finalmente, el tipo III o cultura galáctica, donde la especie se convierte en viajeros galácticos con conocimientos sobre todo tipo de energía. Un ejemplo extraído de la ficción está en la “Guerra de las Galaxias”. La energía está en el orden de 10 a los 36 vatios.
En la próxima reflexión, basados en estos escenarios, es indispensable debatir ¿Por qué hablar de esto? ¿Por qué preocuparse? ¿No es preferible que los hallazgos los hagan otros? ¿En qué sentido debe Venezuela involucrarse en fuentes energéticas? ¿De dónde se obtiene la inspiración para buscar los infinitos hechos de las soluciones que la realidad demanda?
*El autor es Presidente del Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación
@betancourt_phd