Argentina
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A poner este triunfo en su punto justo

El camino recorrido por la Selección en lo que va del Mundial de Qatar 2022

Se jugó bien, se ganó sin apremios, se pudo haber redondeado la goleada, se levantó la autoestima, todo fenómeno, pero no habría que olvidar que enfrente estuvo un equipo horrible.

Desde Doha

El día que se sortearon las zonas del Mundial la cátedra veleta del periodismo deportivo nacional celebró que había tocado una zona muy accesible y anticipó todo lo que se venía: primeros en el grupo, descanso a los titulares en el tercer partido, ya clasificados, octavos de final contra Dinamarca, cuartos de final contra Países Bajos y de ahí en más se vería.

El día que Argentina perdió con Arabia Saudita, la cátedra trató de acomodar los vientos del discurso y empezó a preguntarse si un segundo puesto no estaba mal después de todo y bajó del pedestal a Lionel Scaloni porque hizo muchos cambios. Vale decir que no supo sostener lo que el mismo había construido llevando jugadores que no estaban en el radar de la mayoría. El DT bien rodeado y capaz de unir al grupo empezaba a abrir interrogantes a partir de su confusión y empezaba a ser cuestionado.

El día que Argentina le ganó a México la cátedra advirtió que tal se había apresurado a encender alarmas; que había que reconocerle al entrenador el suficiente coraje como para hacer cambios y no casarse con nadie porque está bien eso de tener un equipo que sale de memoria, pero en un Mundial hay que tener variantes y mostrar ductilidad.

En las horas previas al partido contra Polonia la cátedra celebró el gol de Australia que dejó fuera de carrera a Dinamarca dando por descontada una victoria contra los polacos. “Pasamos a Australia y después viene Países Bajos que no mostró gran cosa y ya estamos en las semifinales”. Se adjudicaban tres victorias en una sola frase: Polonia, Australia y Países Bajos.

En el arranque del partido contra Polonia un par de indecisiones defensivas hicieron pensar al veletismo por qué volvía a Romero si Lisandro Martínez había jugado bien contra México y por qué Enzo Fernández en una posición que no es la suya, pero las dudas se disiparon enseguida cuando la pelota empezó a circular en los pies de los jugadores argentinos de derecha a izquierda, de izquierda a derecha, toque y toque. La victoria, clara incuestionable hizo que se saludara fervorosamente la decisión del entrenador de mantener a Mac Allister en el equipo y meterlo a Julián Álvarez que demostró con un gol por qué había sido elegido.

Se dirá entonces que hay que terminar con la sanata esa de que había que jugar con europeos para ver el verdadero nivel y pedirán que se traguen las palabras los que decían que se estaba cazando en un zoológico.

Otra posibilidad sería la de poner este triunfo en su punto justo. Se jugó bien, se ganó sin apremios, se pudo haber redondeado la goleada, se levantó la autoestima, todo fenómeno, pero no habría que olvidar que enfrente estuvo un equipo horrible, sin orden, sin ideas que se limitó a su papel de partenaire y a tratar de no pasar papelón. Fue la suya una de las peores actuaciones del campeonato, lejos.

Argentina dijo presente y eso es buenísimo pero si nos creemos que esta actuación lo ubica como candidato de fierro y que los otros juegan por el segundo puesto estaríamos celebrando fuera del tarro.