Operadores del mercado explican que la suba del 40 por ciento en el valor de la hacienda se debe a cuestiones estacionales y descreen de la efectividad de las medidas que prepara Sergio Massa.
En plena “guerra contra la inflación”, el Gobierno nacional sigue con preocupación lo que puede suceder con el precio de la carne, un artículo central en la canasta alimenticia que viene mostrando vocación alcista en los últimos días. Tras la escalada del 40 por ciento en el precio de la hacienda gorda para faena, temen que el salto se prolongue e impacte de lleno en la etiqueta de la carne en góndolas y carnicerías.
Para amortiguar el golpe, Massa prepara un paquete de medidas que incluye el reintegro del 10 por ciento para quienes paguen la carne con tarjeta de débito, beneficios impositivos para los comercios y hasta incentivos financieros para el engorde de hacienda, pero en la cadena de la carne no creen que la intervención sea efectiva y aseguran que el precio de la carne se determina puramente por oferta y demanda.
“Si sube o no sube dependerá del consumidor, donde empiece a haber más oferta habrá que ver si el mercado acepta un precio más alto”, dice el productor ganadero bonaerense Martín Harrington.
Con él coincide el operador del mercado de hacienda Gonzalo Lafuente, quien explica que la suba del 30-40 por ciento de los últimos días, más que una suba fue una recomposición. “El año pasado hubo mucha oferta y el precio corrió muy de atrás a la inflación porque lo termina fijando el comprador, y la gente no tiene plata en el bolsillo”, afirma. Lafuente detalla que el último fin de semana, con la vuelta de las vacaciones y las heladeras vacías, la gente compró mucha carne, y esa alta demanda se combinó con una baja de la oferta que es estacional y que obedece a que los feedlots se vaciaron en diciembre y en enero recompusieron poca hacienda para evitar mortandad de animales por el calor extremo.
“Esto pasa todos los años, es un tema de ciclos, ahora en febrero los feedlots empiezan a comprar de nuevo y en cien días se verá más oferta en el mercado”, explica, aunque aclara que para este año cabe esperar un menor volumen general de carne porque la sequía lógicamente hace mella en la producción de terneros y novillos. “Van a faltar kilos a lo largo del año, hay poca oferta en general”, remarca.
Al respecto, Harrington dice que recién ahora se empezó a ver en el campo el efecto de las últimas precipitaciones, pero asegura que “ante la menor expectativa de lluvias, el productor retiene la hacienda”.
En cuanto a la utilidad de las medidas que baraja el Ministro de Economía Sergio Massa, Lafuente es contundente: “Todas las medidas que se tomaron siempre fueron para desajustar el circuito de la carne. Esto es muy simple, en tres meses se acomoda”.
