Argentina
This article was added by the user . TheWorldNews is not responsible for the content of the platform.

Un Maradona de tamaño natural, las tarjetas de Castrilli y el buzo psicodélico de Goycochea: una muestra exhibe lo mejor del fútbol argentino

La locura argentina por el fútbol tiene orígenes. Detrás de la Scaloneta y de Lionel Messi; de Diego Maradona, del Primer Campeonato Mundial; de Alfredo Di Stéfano y del gol olímpico de Cesáreo Onzari, hay una historia para contar sobre el deporte qué más convoca a los argentinos y que tiene sus orígenes en el siglo XIX.

El Museo Histórico Nacional (MHN) exhibe Pasión de multitudes, una muestra compuesta por 500 objetos, entre camisetas que utilizaron los ídolos originales, botines con hasta 100 años de antigüedad y trofeos originales prestados por la AFA. Aborda todos los aspectos del fútbol, desde los jugadores, la vestimenta, los directores técnicos, las hinchadas, las cábalas, los estadios hasta el vínculo entre el fútbol y la política en Argentina.

El fútbol es traído al país a mediados del siglo XIX por los inmigrantes británicos involucrados en su mayoría en la construcción del ferrocarril. Estos forman los primeros equipos sueltos, ya que no existían los clubes como tales. Se trataba por aquella época de una actividad practicada de manera exclusiva para los ingleses y destinada a ellos también.

Camisetas argentinas de todos los tiempos. Foto Guillermo Rodríguez Adami
Camisetas argentinas de todos los tiempos. Foto Guillermo Rodríguez Adami

Muestra de esto son las crónicas periodísticas de la época que aparecían solo en diarios en inglés, entre los artículos sobre pólizas de seguros, préstamos e información agropecuaria.

Junto a Clarín Cultura recorre la muestra Tomás González Messina, historiador especializado en estudios sociales de los deportes que trabajó durante siete meses en el equipo que realizó tareas de investigación para la exhibición. Conoce cada detalles e historia detrás de todos los objetos que se exhiben.

González Messina explica que tras el desembarco del fútbol en Argentina gracias a los ingleses “muy pronto se genera un efecto de contagio porque el nuevo juego le interesa a la gente”. A fines del siglo XIX surgen los clubes criollos, fundados por argentinos en su totalidad hijos de inmigrantes, pero no necesariamente británicos.

Cultura Muestra de Futbol en el Museo Historico Foto Guillermo Rodriguez Adami
Cultura Muestra de Futbol en el Museo Historico Foto Guillermo Rodriguez Adami

Por aquel tiempo Alumni era el equipo más popular y ganador. Una camiseta original, que eran traídas desde Gran Bretaña, recibe a los visitantes en el museo. Las franjas rojas y blancas en vertical serán adoptadas por otros tantos equipos desde entonces.

A lo largo de toda la muestra aparecen botines de distintas épocas. Los primeros poseían una punta de aluminio para que los jugadores no se lastimen al patear las pelotas hechas de un cuero mucho más duro y pesado que el actual. Los balones de los inicios del fútbol se distinguen por una rígida costura a la vista que obligaba a los hombres a utilizar gorras durante el partido para no lastimarse al cabecear.

El furor por las figuritas del Mundial de Qatar 2022 también tiene un origen que se remonta a 100 años atrás. En la década del ‘20 las cajas de cigarrillos venían con pequeñas fotografías de los jugadores. "Fue el primer formato en el que se les conoció la cara. Transmisiones por radio no había aún, los diarios salían sin fotos. La única forma de conocerles la cara a los jugadores era comprando los cigarrillos”, cuenta nuestro guía frente a un segmento donde se conservan intactas esos pequeños cartones que comenzaban a convertir en celebrities a los jugadores.

El antecedente del álbum de figuritas. Foto Guillermo Rodríguez Adami
El antecedente del álbum de figuritas. Foto Guillermo Rodríguez Adami

La profesionalización

En 1931 llega la profesionalización del fútbol, no sin antes una huelga de jugadores que reclamaban recibir un pago por la función que cumplían (en algunos casos cobraban sueldos haciéndolos pasar por personal administrativo de los clubes) y la libertad de poder ser transferidos. Una lucha, a tono con las ideologías que habían heredado de sus padres los hijos de los inmigrantes españoles e italianos que ahora jugaban al fútbol y prácticamente eliminaron los apellidos ingleses de los equipos.

Con la profesionalización del fútbol se abre un segundo eje de la muestra: la de los ídolos de todos los tiempos. Los curadores reunieron camisetas que usaron cracks como Arsenio Erico, el máximo goleador de un torneo al día de la fecha, Alfredo Di Stéfano, Diego Maradona, Ricardo Bochini, Enzo Francescoli, el Sergio “Kun” Agüero y Ángel Di María, entre decenas de otros.

Aquí la exhibición se circunscribe a una presentación estrictamente cronológica, separada por décadas, de las prendas, que también incluye botines y pelotas desplegados en vitrinas. La temporalidad permite ver la evolución de los objetos, desde las camisetas solo con los colores del equipo a la explosión de logos de patrocinantes que tendrá lugar a partir de los ‘70.

Botines de distintas épocas. Foto Guillermo Rodríguez Adami
Botines de distintas épocas. Foto Guillermo Rodríguez Adami

González Messina se detiene en la vitrina de la década del ‘80 porque, nos recuerda, en ese periodo de tiempo “salen campeones siete equipos distintos, de los cuales cinco o seis tuvieron el mejor equipo de su historia”. Esta particularidad le dificultó la tarea a la hora de seleccionar los objetos. Aparece la camiseta de Alejandro Sabella, la de Ricardo Bochini y los botines de Diego Maradona, que más adelante tendrá toda una sala dedicada a su vida.

El fútbol femenino tiene su sección especial, aunque la poca relevancia que le daban los clubes a los equipos de mujeres hizo que la tarea de conseguir objetos sea casi una hazaña. Debieron recurrir al material que les brindaron las propias jugadoras.

El primer partido de fútbol femenino del que se tiene registro sucedió en Rosario en 1913, pero hubo que esperar hasta los ‘70 y el equipo Las Pioneras, que disputaron un campeonato mundial no oficial, con un recordado triunfo 4 a 1 contra Inglaterra. Recién se profesionalizará en 2019 con una lucha similar a la que el fútbol masculino debió dar en 1931 que encabezó la jugadora Macarena Sánchez.

De Maradona está la camiseta que usó en el partido contra Grecia en el Mundial 94. Foto Guillermo Rodríguez Adami
De Maradona está la camiseta que usó en el partido contra Grecia en el Mundial 94. Foto Guillermo Rodríguez Adami

Los curadores se encargaron de dar cuenta de todos los aspectos que hacen al fútbol. Hay un espacio dedicado a los réferis, que incluye la camiseta y las tarjetas que utilizó Javier Castrilli en un partido entre Boca y Vélez en el que expulsó a Maradona; también a los directores técnicos donde los hijos de Salvador Bilardo aportaron viejos aparatos de grabación donde el doctor grababa todos los partidos, o la corbata de Marcelo Gallardo con las franjas riverplatenses.

Una sala para Maradona

La exhibición dedica una sala especial a Diego Maradona. Es la cita obligada para las selfies con reproducciones a tamaño natural del astro. Hay camisetas de todos los equipos por los que pasó, con aportes de coleccionistas tan distantes como la de Argentinos Juniors que acercó un fanático de Singapur que la tenía en su poder.

Hay también de Boca, de Newell’s, la camiseta de la Selección del Mundial Juvenil de 1979 con la que ganó el primer título de su carrera y hasta la casaca que usó en el partido contra Grecia, donde marcó el último gol en un Mundial.

Con Diego como el primer gran ídolo de la Selección Argentina se pasa al sector dedicado exclusivamente al conjunto nacional. Con las emociones a flor de piel por la obtención del reciente título mundial ningún visitante quedará perplejo ante el impecable trabajo de montaje que realizaron en el museo.

Maradona tiene su propia sala en el Museo Histórico Nacional. Foto Guillermo Rodríguez Adami
Maradona tiene su propia sala en el Museo Histórico Nacional. Foto Guillermo Rodríguez Adami

Entre fotografías históricas, como El abrazo del alma, o una de la década del ‘40 donde se ve que los jugadores todavía ingresan a la cancha portando impecables sacos, cuelgan una veintena de camisetas, cada una con una referencia histórica.

Entre las más antiguas, el Museo se dio el lujo de conseguir la camiseta que utilizó Cesáreo Onzari el día que convirtió su gol olímpico. Hay también excentricidades, como la casaca color verde que perteneció a un seleccionado que no era reconocido por la FIFA y que por lo tanto no podía utilizar los colores celeste y blanco.

González Messina cuenta la historia de las camisetas de apuro que se debieron conseguir para que la Selección jugase contra Inglaterra en el mundial de 1986. "Las camisetas suplentes eran muy gruesas y pesadas. Bilardo dijo que con el sol del mediodía de México se le podían desmayar los jugadores y mandó a comprar camisetas de Le Coq Sportif a las que se les incorporó el escudo de la AFA”, revela mientras señala la prenda que cuelga en la vitrina que usó el “Tata” Brown durante el partido que llevó a la gloria a Maradona.

El sillón, tipo trono, que Maradona usó en sus tiempos de DT de Gimnasia. Foto Guillermo Rodríguez Adami
El sillón, tipo trono, que Maradona usó en sus tiempos de DT de Gimnasia. Foto Guillermo Rodríguez Adami

Entre la camiseta que usó Héctor Enrique en la final de 1986 y el saco del mismo Bilardo aparece un objeto que bajo ningún punto de vista puede pasar desapercibido: se trata de uno de los buzos con diseño psicodélico que utilizó Sergio Goycochea en la Copa América de 1993.

Finalmente, tras recorrer casi un siglo de camisetas albicelestes, se llega a la vitrina de los trofeos. Allí, en el medio de varias copas cedidas por la AFA, emerge una réplica de la Copa del Mundo que la Argentina ganó en 1978. Un final a tono con los recientes acontecimientos futbolísticos que parece cerrar una etapa con la hazaña de Qatar 2022 y comenzar otra. Pero eso será tema de futuras muestras.

Ficha

Pasión de multitudes
Dónde: Museo Histórico Nacional, Defensa 1600.
Cuándo: de miércoles a domingos, y feriados, de 11 a 19. Hasta el 31 de agosto. 
Entrada: gratuita.

PC