Colombia
This article was added by the user . TheWorldNews is not responsible for the content of the platform.

¿Es posible un acuerdo?

Tras dos horas llenas de afirmaciones reñidas con la realidad como que el Gobierno derrotó la inflación (es una de las más altas del continente) y que su política de paz comienza a dar resultados (masacres, secuestros y extorsiones están disparados), el presidente Gustavo Petro cerró su discurso, al instalar las sesiones del Congreso este jueves, con un llamado “a construir un gran acuerdo nacional”.

Tras meses de agresivos trinos contra los partidos con los que rompió la coalición, fue una señal conciliadora. Después de convocar desde los balcones de la Casa de Nariño a una democracia callejera de marchas y manifestaciones, ahora Petro reconoce que el Congreso es el escenario natural de “ese gran acuerdo (...) que se tramita aquí a través de las reformas”.

A Petro no le ha ido bien en la calle: las marchas que se oponen a su radicalismo han sido más concurridas que las que lo apoyan. Tiene sentido que vuelva al Congreso y que afirme que “es momento de ceder”. Pero el acuerdo no es fácil.

Petro y su mininterior, Luis Fernando Velasco, deben decidir primero el camino para construir los consensos. Si se sientan a la mesa con las directivas de los partidos y con los congresistas de las comisiones que deben tramitar las reformas del sistema de salud, de las pensiones y del régimen laboral, para que de esas negociaciones salgan los textos de las leyes, el acuerdo puede abrirse camino.

Si entienden que, en efecto, deben ceder y dejar atrás las posturas radicales que apuntan a destruir las muchas cosas positivas que han traído, por ejemplo, la Ley 100 y el sistema pensional mixto público-privado, para ajustar todo aquello en que esos sistemas fallan, el acuerdo es posible. El Gobierno es el que más lo necesita, sobre todo si va a sumar a la lista otras tres reformas: servicios públicos, minería y educación superior.

Los partidos Liberal, Conservador y de ‘la U’ no aceptaron la invitación del exvicepresidente Germán Vargas para una unión opositora que bloqueara al Gobierno en el Congreso. Y tuvieron razón: Petro no ganó las mayorías del Congreso, pero ganó la Presidencia. Bloquear todas sus iniciativas es tan absurdo como dejar que las imponga a la brava, sin importar el daño que van a causar.

La solución está en el acuerdo. Pero si Petro y Velasco lo van a buscar con el delictivo mecanismo de untar de mermelada, a punta de puestos y contratos, congresista por congresista, el Gobierno se verá abocado a un nuevo fracaso legislativo.

Si intenta ese camino –que ya falló en el periodo que terminó en junio–, es probable que, en la Cámara de Representantes, consiga sacar adelante algunas de sus iniciativas. Sabido es que frente a las tentaciones de la mermelada, los representantes tienen el alma más frágil.

Pero en el Senado –donde Velasco, que apoyaba a Angélica Lozano, fue duramente derrotado con la elección de Iván Name como presidente– las verá hundirse.

Mientras el Pacto Histórico y sus aliados cuentan con entre 35 y 38 votos (del total de 106 curules activas), la oposición del Centro Democrático y Cambio Radical, y el grueso de las bancadas liberal, conservadora y de ‘la U’, pueden sumar 55 votos y hundir cualquier proyecto.

Si Petro y Velasco saben algo de matemáticas, entenderán que, en el Senado, la tienen cuesta arriba si no hacen concesiones en busca del acuerdo. Veremos.

* * * *

Descaro. Irene Vélez no se fue del Minminas víctima de sus esfuerzos por la transición energética, como dijo el Presidente en su discurso. Se cayó por el uso y abuso de su posición, lo mismo en el contrato de su marido para comunicar los logros (¿cuáles?) de la erradicación de narcocultivos que en las descaradas maniobras para que Migración Colombia dejara salir del país a un menor de edad sin los documentos debidos.

MAURICIO VARGAS
mvargaslina@hotmail.com

(Lea todas las columnas de Mauricio Vargas en EL TIEMPO, aquí)