Froilán Casas Ortiz
La persona que tiene excusas para todo no es confiable. Querido amigo, ¿qué es fácil? Prácticamente nada; todo exige un mínimo de esfuerzo. Las personas exitosas para llegar a saborear el triunfo, han sorteado algunas derrotas. Donde mejor se aprende es del fracaso. Como que la buena viada cansa y la mala amansa. El ser humano suele ser arrogante y se cree la divina perfección andando. Hay gente que va para el cielo y va llorando. ¿Por qué la generación que sufrió la terrible conflagración de la segunda guerra mundial y sus hijos fueron tan proactivos, silenciosos, serios, responsables, trabajadores, cívicos, nada exigentes, comprensivos, austeros, disciplinados, religiosos, -en Europa se llenaban los templos durante la segunda parte de la década del cuarenta y las décadas de los cincuenta, sesenta y setenta-, son echados para adelante? Sencillamente habían sufrido el dolor de ver a cincuenta millones de muertos, más las terribles secuelas de la guerra: mutilaciones, enfermedades, orfandad, hambre, miseria.
Este país tan rico, ¡cómo es de despilfarrador! Se desperdicia el agua, la luz, la comida. Esas nuevas familias emergentes, ¡cómo malcrían a sus hijos! Hay que ser como el sol, levantarse temprano y no acostarse tarde; o comportarse como la luna, que brilla en la oscuridad, pero se somete a una luz mayor. ¿Por qué no intentamos parecernos a los pájaros? Ellos comen, cantan, beben y, sobre todo, siempre vuelan. ¡Qué tal imitar a las flores! Ellas son enamoradas del sol, pero fieles a sus raíces. Detalle cómo son las frutas: bellas por fuera, y saludables por dentro. Hagamos lo que hace el día, que llega sin avisar y siempre se retira sin alardear. ¡Cuánta gente es efectiva sin hacer ruido! Con frecuencia ocurre que, mucho ruido y pocas nueces. Apuéstele a ser como el oasis, que le da agua al sediento. Copie a la luciérnaga, aunque pequeña, emite su propia luz.
No brille por los pergaminos de sus padres, brille con luz propia. Piense en el agua que es buena y trasparente; y sígale la pista al río, que siempre va hacia adelante. No justifique su pereza e ineptitud buscando excusas. Tenga la fe de José, quien siempre creyó en sus sueños. Sueñe sí, pero sueñe con los pies en la tierra. Por favor, sobre todas las cosas, sea como el cielo: la morada de Dios. No sea asqueroso, deje huellas de servicio. Un cristiano debe ser un pedazo de cielo en la tierra. Hay gente tan aburridora que solo habla de fracasos, los justifica echándole la culpa a los demás. Hay gente tan ilusa que cree tener siempre la razón. Con estos especímenes no se puede dialogar: se creen infalibles, -bueno, dejarlos en su buena fe-. No pierda su tiempo convenciendo a un terco o a un arrogante y soberbio, eso es sembrar en el mar y arar en la arena; eso es quemar pólvora en gallinazo. No pelee con el que nada tiene que perder.
