La caja de refugio seguro para bebés en Carmel, Indiana, parecía el buzón donde se depositan los libros de la biblioteca. Llevaba tres años a disposición de cualquiera que quisiera dejar un bebé de manera anónima.
Pero, hasta inicios de abril, nadie la había usado. Cuando sonó la alarma, Victor Andres, un bombero, abrió el buzón y encontró, con gran sorpresa, a un bebé recién nacido envuelto en toallas de baño. (Seguir leyendo…)