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Algo pasa con Llorente

Marcos Llorente fue, junto a Luis Suárez, el principal arma ofensiva de un Atlético que sorprendió a todos en LaLiga 20-21. Los 12 goles y 11 asistencias del mediocentro, ya reconvertido por Simeone al extremo, auparon a los rojiblancos al título... y al madrileño a una renovación más que merecida. Los cantos de sirenas del Manchester United empujaron en los despachos del Metropolitano a subir nómina y cláusula.

De aquello ha pasado poco más de un año, aunque el rendimiento de Llorente ha caído de forma abrupta. Aquel jugador vertical, un cuchillo por la banda y un goleador que sorprendía desde la segunda línea, ha pasado a ser un futbolista atascado en ataque que apenas destaca por su irreprochable, lo ha sido hasta en sus peores momentos, despliegue físico.

Y es que los números han dejado de acompañar a Llorente. De ser el segundo máximo goleador del equipo a acumular 47 partidos seguidos sin celebrar una diana. Un mundo para quien despertó el

11 de marzo de 2020 como un coloso ofensivo. Lo hizo en Anfield, escenario que nadie olvidará en clave rojiblanca y menos el que fuera canterano del Real Madrid, desde entonces un ídolo para el eterno rival.

Pero vayamos al presente y a la situación actual. Para ser justos, el curso pasado jugó en menos ocasiones de la que le hubiera gustado en la posición en la que subió a los altares. La marcha de Trippier en enero, que tanto molestó a Simeone, retraso al 14 a una posición donde hacía menos daño. La ausencia del inglés, además, acabó con una banda derecha que fue clave en el último título colocado en el flamante museo del Metropolitano.

De ahí la insistencia del Cholo en la llegada de Nahuel Molina para devolver a Marcos a su posición natural. El argentino estaba predestinado a adueñarse con el carril diestro pero su irregular arranque (además de la sanción tras su roja ante el Villarreal) han obligado de nuevo al argentino a retrasar a un Llorente que sigue sin ver la luz.

Tampoco con La Roja

Tampoco la ve, quizá sea consecuencia de todo lo escrito anteriormente, en La Roja. Ha pasado de ser intocable para Luis Enrique en el once a no jugar ni un minuto en la decisiva cita de Portugal. Carvajal le ha cerrado el puesto de 2 mientras la enorme competencia en la medular le deja sin un sitio que era indiscutible cuando Llorente volaba por la banda... y pegaba como un peso pesado.

Nada parece quedar de aquella versión mayestática aunque siga siendo uno de los jugadores más valorados por un Simeone que sabe de la importancia que tuvo, y puede volver a tener si cambia la dinámica y ve la luz, Marcos Llorente.