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Consejeros de Junts per Catalunya en el Govern respaldan someter a Pere Aragonès a una cuestión de confianza

El 'president' ha reunido de urgencia a su Ejecutivo para conocer la posición de los miembros 'posconvergentes'

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès.
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès.GORKA LOINAZARABA PRESS

La resaca del Debate de Política General en el Parlamento catalán ha derivado hoy en una larga jornada en la que los rumores de una posible ruptura del Govern aún sobrevuelan el Palau de la Generalitat.

El dardo lanzado el martes por el presidente de Junts per Catalunya en la Cámara, Albert Batet, al anunciar que su partido pediría a Pere Aragonès que se sometiera a una cuestión de confianza si no les ofrecía "garantías de cumplir el acuerdo de investidura" aún resuena en el cuartel general de Esquerra Republicana.

El president, que en su primera intervención en el debate presentó su nueva propuesta para conseguir la convocatoria de un referéndum de autodeterminación legal, se mostró contrariado por las palabras de Batet y, ya en la propia réplica, dejó clara su negativa: "No entraré en ningún juego que someta a las instituciones catalanas a una incertidumbre y a una interinidad que los ciudadanos no merecen".

El jefe del Gobierno catalán ha anulado a primera hora su agenda de este miércoles y se ha encerrado en su despacho con su equipo de confianza y altos cargos de ERC para estudiar los escenarios abiertos tras la nueva grieta en la coalición. El malestar de Aragonès no únicamente se debe al órdago de sus socios, sino a que desconocía las intenciones de Junts de solicitar una cuestión de confianza durante el debate. Un desconocimiento que incluso llegaba a miembros del propio grupo parlamentario de JxCat. Por ello, el dirigente republicano ha convocado a todos sus consejeros a una reunión de urgencia esta tarde que se ha prolongado durante algo más de dos horas. Con un tono grave, ha querido saber la posición de cada uno de los siete miembros del Gabinete de la rama posconvergente y si eran conocedores de la propuesta de Batet, que cree que supone "retirar la confianza" al Govern y su presidente.

Una vez finalizado el cónclave, Aragonès ha convocado al secretario general de Junts, Jordi Turull, y comparecerá tras la reunión. La ejecutiva posconvergente, por su parte, también se reúne para valorar el desarrollo del Consell Executiu extraordinario. Según ha informado Junts, sus consejeros "han apostado de forma unánime por el cumplimiento del acuerdo de investidura para garantizar la estabilidad y la lealtad del Ejecutivo" y se han alineado en la misma dirección expresada ayer por el grupo parlamentario en la cuestión de confianza planteada por Batet.

Considera el mandatario republicano que la actual coyuntura social y económica ya no admite ciertas aventuras partidistas que, en los últimos años, han sido la realidad usual de la política catalana. Y desde Esquerra ven incompatible la estabilidad institucional con las continuas especulaciones de ruptura del Govern por parte de la cúpula de Junts, con su presidenta, Laura Borràs, a la cabeza, quien apuesta por la disolución del Ejecutivo.

Desde hace semanas, los posconvergentes exigen tres condiciones para no forzar una crisis irreversible en la Generalitat: unidad de acción entre Junts y ERC en Madrid, crear un nuevo sanedrín del procés formado por partidos y entidades independentistas, similar al famoso estado mayor de la etapa de Carles Puigdemont, y que la mesa de diálogo con el Gobierno únicamente sea convocada para abordar la autodeterminación y la amnistía. Y son estos tres puntos los que Batet esgrimió en el Debate de Política General del martes para justificar la cuestión de confianza solicitada a Aragonès.

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