Durante las últimas décadas han ido aumentando las tendencias de consumo de productos alimenticios con apariencia llamativa, con colores vivos, propiedades nutracéuticas, bajos en grasas, sodio, sin azúcar, entre otros. Para promover tales características, en la producción de muchos alimentos (productos lácteos, dulces confitados, algunos cereales, productos de pastelería, aderezos para alimentos e incluso algunos medicamentos para niños) se aplican diferentes tipos de aditivos alimentarios: colorantes, edulcorantes, potenciadores del sabor, etc.
La ciencia ha demostrado que algunos aditivos alimentarios inducen desequilibrios en la microbiota conduciendo al desarrollo de enfermedades intestinales y gastrointestinales.
Con el objetivo de esclarecer cómo afecta esta disbiosis al eje intestino-cerebro, un grupo de la Universidad Anahuac (México), ha realizado una revisión sistemática interpretativa de la literatura.
Tras el trabajo, los autores han señalado como hallazgo principal el vínculo claro entre los cambios en la microbiota intestinal promovidos por los aditivos alimentarios y las causas que conducen a muchas enfermedades relacionadas con el consumo crónico de aditivos.
Los microrganismos en el intestino funcionan como un segundo cerebro, producen sustancias transmisoras involucradas en el sistema inmunológico, cuya liberación puede ser alterada por los aditivos, dificultando los mecanismos de inflamación que en situaciones de sobreestimulación favorece el riesgo de ciertas enfermedades.
Por otra parte, la microbiota también actúa en la regulación de los neurotransmisores a través del nervio vago. Las células del intestino transportan al cerebro, algunos metabolitos, hormonas y ácidos grasos producidos por los microorganismos en entorno alterado.
Ref: Abiega-Franyutti y cols. El consumo crónico de aditivos alimentarios conduce a cambios a través del eje intestino-cerebro de la microbiota. Toxicología Volumen 464 , diciembre de 2021 , 153001
