Bloques en construcción en el barrio de Viveros. / Carlos Espeso
Valladolid
Viding está pendiente de solicitar licencia para el centro deportivo y la Junta adjudicará de forma directa la obra del ambulatorio
Veinte hectáreas integradas en la trama urbana y bien comunicadas con el centro y hacia las rondas, que recibirán un impulso importante quince años después de que se urbanizaran sus calles. El barrio de Viveros, delimitado por el solar de Lauki, el Camino del Cementerio, avenida de Santander y San Pedro Regalado, recuperará un paisaje de grúas y excavadoras en los próximos meses.
Al anunciado centro deportivo promovido por Viding en el suelo de la antigua factoría lechera (pendiente de solicitar licencia), se le sumará la edificación del ambulatorio de Sacyl, cuyas obras paralizadas están a punto de retomarse tras recurrir la Junta a la adjudicación directa de los trabajos ante la falta de licitadores.
No serán las únicas parcelas que registrarán actividad en esta zona con capacidad para mil viviendas, más de 400 de ellas protegidas. La Concejalía de Planeamiento Urbanístico ya estudia el proyecto para la construcción de un colegio mayor promovido por una empresa holandesa y ha cedido al Ejecutivo regional otro solar para una promoción de entre 45 y 55 viviendas para jóvenes.
Son terrenos de la iniciativa municipal 'Constelación', con la que se buscan llenar piezas vacantes. Es el caso de otro suelo situado junto al futuro centro de salud. Allí, la Asociación Tejiendo Vida promueve un bloque de treinta pisos colaborativos, una de las primeras experiencias de este tipo que se desarrollarán en la ciudad y que se quiere tener lista en 2026.
Viveros, con tres grandes supermercados en su franja más cercana a los barrios de Hospital y Rondilla (Aldi, Lidl y Mercadona) aún cuenta con parcelas privadas en barbecho. Cuatro suelos esperan el desarrollo de nuevas promociones, mientras la inmobiliaria Espacio, la que más presencia tiene en el barrio, culmina otro nuevo bloque.
Treinta viviendas en una comunidad solidaria
Ahora son 25 y trabajan para reclutar otros tantos socios y sacar adelante su promoción colaborativa en Viveros, una parcela cedida por el Ayuntamiento a cambio de un canon. En total, levantarán un edificio de 30 apartamentos de unos 45 metros cuadrados con servicios comunes de cocina o lavandería y otras prestaciones de cara al envejecimiento activo de sus residentes. Tejiendo Vida ultima el diseño este edificio de lo que se denomina una comunidad intencional: personas que se unen para vivir de manera independiente, pero apoyándose entre sí con lazos de vencidad comprometida, explica Mabel Cano. La inversión por piso ronda los 140.000 euros, un derecho de superficie que heredarán los descendientes. Trabajan con la banca ética Fiare para financiar un inmueble que estará abierto al barrio con actividades de todo tipo. «Los posibles nuevos socios tienen que tener ganas de trabajar, no vale eso de que cuando lo tengáis me llamáis», aclara la portavoz.
El Ayuntamiento también enajenará un terreno para casas unifamiliares al norte de este plan parcial, cuya trama residencial está ya al 70%. Queda por definir a qué destinará el Consistorio la franja central del barrio. Son unas amplias parcelas de sistemas generales, cuyo futuro uso está por determinar, según concretan en el departamento que gestiona Manuel Saravia.
