La ponteareana Vanesa Muíños, luchadora, árbitra y profesora de disciplinas de lucha, debutará en una cita mundialista de grappling el 14 y 15 de octubre en Pontevedra
Pegada al tapiz, en grappling, grappling gi, sambo o lucha. La ponteareana Vanesa Muíños debutará el 14 y el 15 de octubre en un Campeonato del Mundo tras ser convocada por la Federación Española a la cita de Pontevedra. Una recompensa para una deportista que compagina la competición con el arbitraje, las clases, la presidencia del IQ-Fight y la faceta laboral.
“Me gustaría sacar un buen resultado. Es la primera vez que me presento y hay algo de nervios, pero voy concentrada en hacer mi trabajo. Buscaré hacer lo que sé y dar lo mejor de mí. Estuve viendo a las luchadoras del anterior Mundial y del Europeo. Siempre está bien observarlas para no ir a ciegas”, expresa sobre su futura presencia en el certamen internacional en la categoría de -71 kilos en las dos versiones de grappling. Eso sí, tras el análisis, admite que “algunas luchadoras tienen mucho nivel y experiencia, pero no hay que tener miedo. Tengo que pasarlo bien, dar lo mejor de una y salir del combate tras intentarlo todo. Al final, el miedo sólo te ayuda a perder”.
Y esta es una máxima que, más allá del deporte, también lleva en la vida diaria, que es especialmente ajetreada. Acumula podios y títulos de España en grappling y grappling gi (con kimono), sambo y lucha. “Me apunto a todo porque ayuda. Los deportes de combate me sirven para progresar. Si agarro bien en lucha, me va a ayudar en grappling y en grappling gi”, explica.
Comenzó con 17 años, cuando su padre, practicante de kick boxing, montó clases con un compañero. Ella se anotó a lucha y, después, terminó en el grappling. Son deportes similares. Éste es como el jui jitsu, pero pertenece a la federación de lucha. Es una mezcla entre la olímpica y el judo. De hecho, la traducción al castellano de grappling sería ‘agarres’ y “puedes ganar por puntos, con derribos o movimientos de suelo, o realizando una luxación o estrangulación a tu oponente”, describe Vanesa Muíños.
En las últimas semanas, la luchadora de Ponteareas ajusta su preparación para el Mundial con un duro programa. “Entreno todos los días y hago diversas disciplinas. Ahora, me centro en grappling, aunque aún así, siempre dejo un día para la lucha”, relata. A esto suma tres sesiones de gimnasio controladas por un preparador físico. Una dedicación absoluta para un deporte amateur y que puede afrontar porque “trabajo en el Decathlon del Meixoeiro y se portan muy bien”. Encontró una flexibilidad que no tuvo en meses anteriores, ya que “en la pandemia trabajé en el sector sanitario y estaba en listas. Me cambiaban de forma continua de sitio y así era imposible tener continuidad porque no siempre podía cambiar turnos para adaptarme a competiciones y entrenamientos. Desde que cambié, se notó mucho y mejoré mucho”, analiza Muíños.
Debido a ello, está en el mejor momento de su carrera, a pesar de que “si quieres mejorar, un deporte como este te cuesta dinero. La federación me paga la estancia en el Campeonato de España, pero no puedes mejorar si vas a una única competición o si entrenas todos los días con la misma gente”. Por eso, Muíños invierte en viajar a competiciones y en kilómetros para buscar contrincantes de nivel. Un gasto que sólo encuentra recompensa en los resultados para una luchadora que, además de competir, da clases a niños y ejerce de árbitra. “Entré porque me gusta mucho este deporte y era una forma de ir a las competiciones si yo no peleaba. Cuanto mejor sepas las reglas, va a ser mejor tu estrategia en el tapiz. Antes, no las sabía tan al dedillo y me doy cuenta que una tontería me podía haber ayudado a sumar dos puntos”, concluye la de Ponteareas.