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Mañana es lunes… por favor, no dispares

El artículo de hoy en estos Papeles del Rock tiene un cierto tinte oscuro. Hablamos sobre crímenes. No, no sobre crímenes musicales como los recogidos en la reciente lista de PROMUSICAE ni sobre Shakira y sus problemas sentimentales, no se preocupen, entiendo que estarán como yo, hartos de tanta estupidez. Hablamos de otra cosa.

El crimen ha inspirado por supuesto todo un género novelístico y cinematográfico, que va desde las obras de Agatha Christie a escalofriantes historias como el “A Sangre Fría” de Truman Capote. Y en la música, no se puede obviar como Bruce Springsteen en “Nebraska” contaba la historia de Charles Starkweather, un joven de 19 años que, junto con su novia de 14 años, Caril Ann Fugate, emprendieron una matanza en Nebraska y Wyoming a fines de la década de 1950 o como Nirvana escribieron “Polly” inspirándose en Gerald Friend, sospechoso en el caso del asesino de Green River, en el que secuestró y abusó de una adolescente tras un concierto de rock en 1987. Aerosmith escribieron su gran hit de 1989 “Janie’s Got a Gun” basándose en la historia real de una niña de apenas 12 años llamada Janie a la que violaba y maltrataba habitualmente su padre, hasta que un día Janie cogió el revolver que su padre guardaba en un armario y le vació el cargador en la cabeza. Por no hablar de las miles de historias de crímenes pasionales que el blues rural americano de los años 20 y 30 glosó en sus letras. Mississippi John Hurt, Johnny Guitar Watson, Leadbelly, Robert Johnson…

En el verano de 1979, salió a la venta primero en el Reino Unido, más tarde en el resto del mundo, el segundo single de una banda que nació en toda la explosión punk rock de 1977 y que como la mayoría de ellas, se acomodó en lo que se llamó la New Wave. El single al que hacemos mención se llamaba “I Don’t Like Mondays” –en castellano, No me gustan los lunes- y la banda que lo grabó y editó, The Boomtown Rats, llegó gracias a este single a ser conocida internacionalmente y su líder, Bob Geldof, todo un icono del star-system del rock merced a sus conciertos benéficos e iniciativas solidarias, mucho antes que Bono de U2.

Que el lunes es el día mas antipático de la semana y que es un día que siempre cuesta sobrellevar por lo que cuesta adaptarse a la rutina habitual del trabajo, madrugar o los atascos en el metro o en el autobús, no es ninguna novedad, ni ahora ni en 1979. Por tanto, no era de extrañar que un grupo de rock plasmase en una canción esa sensación. Sí lo era conocer las razones que llevaron a Bob Geldof a escribir “I Don’t Like Mondays”, que entroncan con todo lo mencionado anteriormente acerca de Springsteen, Nirvana, el blues y diversos etcéteras.

Tal día como hoy, el 29 de enero de 1979, Brenda Ann Spencer, de 16 años de edad y alumna de una escuela primaria en San Diego, California, disparó 30 rondas de municiones de un rifle semiautomático contra los asistentes a su escuela. Después de matar al director y al conserje de la escuela y herir a ocho niños, a un socorrista y a un oficial de policía, Brenda se atrincheró en su casa durante más de seis horas hasta que finalmente se entregó a las autoridades. Cuando fue desarmada y llevada a la comisaría, al preguntarle por que había hecho tal cosa, se limitó a decir con una impresionante frialdad: “No me gustan los lunes. Esto me ha animado el día”.

Brenda Ann Spencer nació en San Diego, California, el 3 de abril de 1962. Creció en un entorno relativamente pobre y pasó la mayor parte de su vida con su padre, Wallace Spencer, con quien tuvo una turbulenta y conflictiva relación. En varias declaraciones a la prensa realizadas años más tarde afirmaría que su padre le pegaba a menudo, abusaba de ella y que su madre “simplemente no estaba allí”. Brenda Spencer tenía reputación de ser una niña problemática que luchaba con numerosos problemas de salud mental, en especial de depresión y ansiedad.

Wallace Spencer era un entusiasta coleccionista de armas que guardaba en su casa y su hija pareció compartir su interés en este pasatiempo desde el principio. Una semana antes de llevar a cabo el tiroteo que la haría tristemente célebre, supuestamente les dijo a sus compañeros de clase que iba a hacer “algo grande para salir en la televisión”. Desgraciadamente, eso fue exactamente lo que sucedió.

Poco después de que la policía llegara a la escena, se dieron cuenta de que los disparos provenían de la casa de Spencer. Aunque la policía envió negociadores, ella se negó a cooperar con ellos y según testimonios de la Policía de San Diego, les advirtió que todavía estaba armada y amenazó con “salir disparando” si la obligaban a salir de su casa. Aparentemente, Brenda Spencer se rindió pacíficamente después de que un negociador le prometiera un Whopper doble con queso antes de que finalmente se rindiera.

A raíz del ataque, se reveló que Brenda Spencer había disparado a la escuela un año antes con una pistola de aire comprimido y aunque dañó las ventanas y rompió varios cristales, no hirió a nadie. Había sido arrestada por ese delito, así como por robo y posesión de drogas, pero finalmente se la puso en libertad condicional. Solo unos meses después del incidente con la pistola de aire comprimido, su oficial de libertad condicional sugirió que pasara algún tiempo en un hospital psiquiátrico por depresión. Pero según los informes, Wallace Spencer se negó a dar su permiso, alegando que podía manejar los problemas de salud mental de su hija por su cuenta. Por el contrario, compró el arma que su hija usaría más tarde para atacar la escuela y se la regaló. “Le pedí un radio-casete y él me compró un arma”, dijo más tarde Brenda Ann Spencer. “Sentí que quería que me suicidara”.

“Un chip de silicio dentro de su cabeza se sobrecargó” (“Silicon chip inside her head had switched to overload”). Así comenzaba este clásico de la historia del rock que Bob Geldof escribió para The Boomtown Rats, que según la prensa estadounidense, no pasó desapercibida para Brenda Spencer. “Me escribió diciendo que estaba contenta de haberlo hecho porque la había hecho famosa”, dijo Geldof. “Lo cual no es algo de lo que me pueda sentir orgulloso, a pesar del éxito de la canción”.

Hasta el día de hoy, Brenda Ann Spencer, de 60 años, permanece encerrada en prisión en la Institución Penitenciaria para Mujeres de California en Corona. Por desgracia, y tal y como dijo Marilyn Manson, en relación con la matanza de Columbine, muy similar a la de este episodio, “una de las mayores tragedias del mundo actual es que la mayor contribución de América a la sociología del siglo XX sea la figura del asesino en serie”.