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Meloni retrasa su voto hasta las 22.00 horas e Italia registra un leve descenso en la participación

El primer dato de participación en Italia no apunta a una gran movilización. El escrutinio desvelado por el Ministerio del Interio ra las 12.00 horas muestra que la afluencia de votantes en los colegios se ha situado en el 19,21%. Es decir, dos décimas menos que en las últimas elecciones generales de 2018. Entonces, a esa misma hora se llegó al 19,43% de italianos que habían ido a votar. Unos datos que llegan tras el sorprendente anuncio de la gran favorita, Georgia Meloni, de que va a retrasar su visita al colegio electoral para votar hasta las diez de la noche. Algo que justifica con el gran número de fotógrafos que la esperan.

Este movimiento de la líder de Hermanos de Italia ha coincidido con esos datos de participación. Este es el primero de los tres previstos por las autoridades italianas, que también ofrecerán. Las regiones de Emilia-Romagna, Frilu-Venezia, Liguria, Lombardía, Toscana o Veneto son algunas de las que han superado el 20% de participación a las 12h.

La participación en las elecciones generales italianas de 2018 alcanzó el 72,94%, una cifra relativamente alta. En España, la participación se quedó en el 69,87% en las elecciones de noviembre de 2019.

Junto a los datos de participación, otro de los atractivos de las primeras horas de la jornada electoral es la del voto del gran favorito. Un evento que Giorgia Meloni ha retrasado a las diez de la noche, una hora que es inédita para un candidato en unas elecciones. Sobre todo, si se trata del que tiene más opciones de ser primer ministro. 

Por el momento, varios de sus rivales sí han votado. En la capital italiana lo ha hecho el líder del Partido Demócrata (PD), Enrico Letta, y el centrista Carlo Calenda, al frente de Acción, una formación que acude a los comicios aliada con Italia Viva, de Matteo Renzi. Aun se espera que lo haga el exprimer ministro Giuseppe Conte, del Movimiento 5 Estrellas. Otro de los que ya ha depositado su voto en la urna es Matteo Salvini, de la Liga, que en este caso es uno de los aliados de Meloni.

De estas elecciones legislativas saldrá el gobierno que sustituirá al de unidad nacional de Mario Draghi que ha dirigido Italia desde febrero de 2021 hasta su caída este verano. La falta de apoyos provocó el adelanto electoral un año antes de tiempo (en Italia, las elecciones son cada cinco años).

Opciones

La unidad de la coalición de centroderecha que lidera Giorgia Meloni desde el extremo derecho le da una ventaja en el sistema electoral italiano respecto a los partidos de centroizquierda, que se presentan por separado en varias opciones. El bloque conservador se ofrece como una elección nítida: acude a los comicios en una lista unida formada por los Hermanos de Italia de Meloni (la que lidera la intención de voto en los sondeos previos), la Liga de Matteo Salvini, la Forza Italia de Silvio Berlusconi y los minoritarios Nosotros los Moderados de Maurizio Lupi. 

Por el centroizquierda, en cambio, hay más posibilidades, lo que dispersa el voto. Hay una coalición principal de cuatro partidos liderada por el Partido Democratico-Italia Democrática y Progresista del ex primer ministro Enrico Letta, en la que participan también los más pequeños Alianza Verdes e Izquierda, +Europa de Emma Bonino y el Compromiso Cívico-Centro Democrático de Luigi di Maio, el ministro de Exteriores en funciones que creó este nuevo partido en verano tras abandonar el Movimiento Cinco Estrellas, del que fue jefe hasta 2020. 

Además de esta coalición principal, el votante potencial de centroizquierda tiene en la papeleta al menos otras dos opciones destacadas. Una es la del Movimiento Cinco Estrellas de Conte, que fue primer ministro entre 2018 y febrero de 2021, cuando los partidos principales eligieron a Draghi, el presidente del Banco Central Europeo, para presidir un ejecutivo de consenso, roto este verano.

La otra candidatura es la de la unión de los centristas Acción-Italia Viva-Calenda, que encabezan el antiguo primer ministro Matteo Renzi (abandonó el Partido Democrático para crear Italia Viva) y Carlo Calenda, este último partidario de un nuevo gobierno de concentración nacional como el de Draghi. 

De esta manera, mientras que el voto de centroderecha se concentra en una coalición, el centroizquierda acude a las urnas repartida en al menos tres opciones. 

Sistema electoral

Este 25 de septiembre se elige a los 400 diputados de la Cámara alta y a los 200 del Senado, reducidos desde los 630 y 315 anteriores tras la reforma constitucional aprobada en referéndum en 2020. El sistema de elección es mixto: el 61% de los escaños (245 en el Parlamento y 122 en el Senado) se reparte proporcionalmente, el 37% (147 y 74) se adjudica al candidato más votado en los colegios uninominales, y el 2% restante (8 y 4) lo escogen los electores en el extranjero por un sistema proporcional.

Con este sistema, quien obtenga el 44% de los escaños proporcionales y el 80% de los uninominales, se asegura la mayoría absoluta. En esta ocasión, la clave de los resultados está en la elección uninominal, donde el nombre más votado se lleva el escaño aunque sea por un solo voto de diferencia. Por eso, la candidatura unida del centroderecha, que ofrece un solo candidato por cada colegio uninominal, tiene más opciones de ganar aquí que el centroizquierda, que se presenta por separado.

Quienes acuden a las urnas en los 7.904 ayuntamientos de Italia se encuentran con una papeleta rosa para el Parlamento y otra amarilla para el Senado que recogen todas las candidaturas. Cada candidatura (de una coalición o de un partido en solitario) tiene dos partes: una con el nombre del candidato para el colegio uninominal que corresponda (Italia se reparte en 147) y la otra, debajo, con la lista cerrada con hasta cuatro nombres que corresponda a su partido o coalición en ese municipio para el reparto proporcional. No se puede votar a un candidato uninominal y a una lista de partidos distintos.

En la campaña, todos los partidos han tenido a la juventud y sus problemas de precariedad y falta de trabajo como uno de sus ejes. En estas elecciones, en las que por primera vez se rebaja la edad de voto para el Senado a los 18 años, igual que para la Cámara alta, que han cumplido la mayoría de edad.