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Verano negro en Fuencarral: Telecinco tiene un gran problema (y no encuentra solución)

Imagine usted que Marvel Studios estrena nuevas pelis de ‘Los vengadores’ y 'Iron Man' y se estampa en taquilla a lo bestia. Decenas de filmes de superhéroes después, el público no solo está saturado, sino que, de pronto, reclama películas polacas de época. ¿Qué haría Marvel ante el cambio de paradigma? Enfrentado al dilema diabólico de seguir haciendo el único producto que sabe hacer pero nadie quiere ver (superhéroe en apuros salva a la humanidad en 160 minutos explosivos) y empezar a hacer el que no sabe hacer pero reclama el mercado (apuesto lancero polaco conquista a damisela decimonónica), Marvel implosiona.

Imagine usted que Marvel Studios estrena nuevas pelis de ‘Los vengadores’ y 'Iron Man' y se estampa en taquilla a lo bestia. Decenas de filmes de superhéroes después, el público no solo está saturado, sino que, de pronto, reclama películas polacas de época. ¿Qué haría Marvel ante el cambio de paradigma? Enfrentado al dilema diabólico de seguir haciendo el único producto que sabe hacer pero nadie quiere ver (superhéroe en apuros salva a la humanidad en 160 minutos explosivos) y empezar a hacer el que no sabe hacer pero reclama el mercado (apuesto lancero polaco conquista a damisela decimonónica), Marvel implosiona.

He aquí una parábola (exagerada) de la encrucijada actual de Telecinco.

En agosto, Telecinco marcó un 11% de audiencia. Es su peor cuota de pantalla desde 1991, cuando la cadena llevaba solo unos meses en el aire y en la parrilla se podían ver programas como 'Pressing Catch', 'Su media naranja', 'Bellezas al agua' o 'VIP Noche', presentado por Emilio Aragón en esmoquin y zapatillas. Ni siquiera el inesperado éxito de la Selección en el Eurobasket logró maquillar la foto final.

Y lo peor es que no se trata de un hito concreto: mes a mes, a lo largo de todo el año, Telecinco viene marcando mínimos históricos.

Telecinco está en la lona y no sabe cómo levantarse. La cadena de Paolo Vasile, en proceso de fusión con su matriz italiana, lleva varios meses intentando encontrar el volantazo que recupere a los espectadores perdidos. Sin éxito. Para muestra, un botón: en mayo, Telecinco encargó a la productora Fremantle, creadora de 'Mask Singer', 'Pesadilla en el Paraíso' y 'Got Talent', la elaboración de un espacio de 'access prime time' que compitiese con 'Pasapalabra' y 'El hormiguero', de Antena 3.

El concepto era rompedor para los estándares de Fuencarral: un programa de humor blanco, sin 'celebrities', que sentase a toda la familia delante de la tele. Se llamaba 'El ático' e iba a estrenarse el 19 de septiembre. Después de todo el verano trabajando, con varios pilotos confeccionados y múltiples cambios incorporados a petición de Telecinco, Vasile fulminó el programa antes de nacer. En una conversación de cuatro minutos por teléfono, mandó a todos los trabajadores a casa, con efecto inmediato. "No nos dejaron ni acceder a nuestros ordenadores, nos sacaron a la calle en cuestión de minutos", dice un trabajador.

Se agota la fórmula de 'realities' y debates

En su lugar, Vasile prefirió alargar 'Sálvame', un espacio de casi cinco horas que se emite desde 2009 y que también está en mínimos históricos. Con respecto a 2012, su mejor año, el programa de Jorge Javier Vázquez se anota una caída del 23%, que apunta a mayor al final de esta temporada. La debilidad de 'Sálvame' es crucial para el desplome del resto de la parrilla, ya que el resto de espacios gira a su alrededor. Los 'realities' de la noche producen contenido que son tratados extensamente en el programa de Jorge Javier, que a su vez calienta y perfila las polémicas que están por venir en 'Supervivientes', 'Pesadilla en el Paraíso' o el 'show' que toque.

"Hace más de una década que Telecinco creó esta forma de hacer televisión, que es barata y muy efectiva en cuanto a la audiencia. Esto le ha permitido ser la televisión más vista de España desde 2004... Son casi 20 años de liderazgo, que se dice pronto", dicen fuentes de la industria. "Pero ahora hemos descubierto que la fórmula tenía un punto débil: al ser tan dependiente de los 'realities', toda la estructura se viene abajo cuando este tipo de contenido empieza a perder fuerza. En este escenario, la hiperespecialización de la cadena es su mordaza, porque hay muchos formatos que han dejado de ser naturales en Telecinco. ¿Van a poner ahora un documental, una serie infantil o un especial informativo? No solo les falta experiencia para hacerlo, sino que sus espectadores no lo van a asimilar".

De modo que Telecinco, ante la crisis, optó por dar más de lo mismo. El curso pasado, a medida que Antena 3 ampliaba su liderazgo, se sucedieron los rumores sobre la nueva estrategia de Mediaset para frenar la sangría de audiencia. Se afirmó que ‘Sálvame’ tenía los días contados (no pasó), que caerían cabezas al más alto nivel (pero Vasile, de 69 años, siguió al frente), que la cadena potenciaría sus informativos (la guerra de Ucrania subió la audiencia de la competencia, pero el histórico desinterés de Telecinco por los informativos continuó). Decían que todo iba a cambiar en Telecinco, pero llegado el nuevo curso, el modelo es el mismo de siempre (‘Sálvame’, Jorge Javier, Rociíto, ‘La isla de las tentaciones’, etc.) y la brecha con Antena 3 sigue ampliándose.

"Insistiendo en la misma programación, buscan el milagro, pero el modelo está colapsando", señala un directivo televisivo con experiencia en varias cadenas. "El gran drama de fondo es que no tienen plan B para salir del hoyo", añade. "Llevan 20 años haciendo el mismo programa todo el rato y lo han quemado", cuentan fuentes de la industria.

¿Cuándo se vino todo abajo? Es difícil señalar un momento concreto, pero todas las fuentes consultadas señalan un acontecimiento: la fuga de 'Pasapalabra' a Antena 3. La pérdida del concurso, en favor de su principal competencia, volteó la audiencia de las tardes televisivas, dando lugar al sorpaso de Antena 3, un acontecimiento que hace unos años se veía imposible. Vasile siempre ha sabido que quien domina las tardes domina el día, ya que por las mañanas hay menos gente atenta a la pantalla y por las noches la competencia es feroz.

Foto: Jorge Javier, Vasile y Roberto Leal. (EC Diseño)

Fuentes de la prensa especializada apuntan a otro 'breaking point' para Telecinco: la pandemia. "El confinamiento ha roto los esquemas mentales de la gran mayoría de los españoles. Una parte de ellos, que se limitaban a encender la televisión y ver lo que pusieran, ha empezado a consumir contenidos bajo demanda, saturados de información por el covid. Han descubierto que pueden seguir una serie o un concurso sin necesidad de adaptarse a los horarios de la parrilla y ya no van a volver atrás", explica. "Al respecto, los 'realities' funcionan mal como 'conserva'. Su vigencia es muy corta en el tiempo y, para colmo, si ayer te perdiste la gala y la vas a ver esta noche, lo normal es que evites toda la programación de Telecinco para que no te estropeen las sorpresas".

En pánico por la caída de 'ratings', desde Fuencarral se han adoptado decisiones que el sector tacha de "apresuradas" o "aleatorias". Varios analistas citan el caso de la secuela de 'Pasión de gavilanes', un culebrón colombiano que reventó los audímetros del mundo hispanohablante en 2003. A principios de este año, Telemundo ofertó la segunda parte del serial a Antena 3, que había emitido la serie original, por algo más de 10 millones de euros. Atresmedia desestimó la oferta por dos motivos: porque solo le dejaron ver dos capítulos completos, ya que aún se estaba rodando, y por lo abultado del precio, "mucho más caro de lo que se espera de una producción de este tipo", dicen desde el sector audiovisual.

Urgido, Paolo Vasile sacó la billetera. Puso toda la programación de la cadena a promocionar el culebrón, programó reposiciones en Divinity y, para asegurarse de enganchar a la audiencia, optó por emitirla en 'packs' de tres capítulos. 'Pasión de gavilanes 2' debutó el 16 de febrero con un notable 18,7% de cuota de pantalla, se desplomó la segunda semana hasta el 13,8% y, para marzo, los colombianos se estaban anotando seises y sietes. A mediados de julio, sin previo aviso, Telecinco sacó a los granjeros colombianos de su programación. Emitió solo 44 de los 71 capítulos antes de dejarla en manos de Netflix, que ha conseguido sacarle algo de jugo.

Hay, por último, un elemento coyuntural que está perjudicando a su cadena amiga: el ocaso de los famosos. "A principios de siglo, cuando Telecinco empezó a probar su modelo, el número de famosos era mucho más reducido que ahora. Había deportistas, gente del 'cuore', artistas y unos pocos que salían de la televisión. Por eso cuando se emitió el primer 'Gran Hermano' todos se hicieron famosos, porque había hueco para ellos. Les bastó salir en un programa para ser conocidos por todo el país. Desde entonces, Telecinco ha estado creando 'celebrities' con una churrera", dicen fuentes internas. "Pero el famoseo se ha saturado. Con la eclosión de las redes sociales, se ha disparado el número de famosos, hasta el punto de que salir en televisión ya no te garantiza ni que te reconozcan por la calle", continúa.

"Los famosos de primera línea solo van a programas controlados, como 'El hormiguero', que es un servicio de masajes para el ego del invitado. A Telecinco, la gente va cobrando, a que le hagan perrerías, y eso degrada su imagen pública. ¿Pero cuántas putadas les han hecho en directo a Kiko Hernández o Lydia Lozano? Un día los van a disfrazar a todos de nazis y no le va a sorprender nadie, porque el factor sorpresa se ha agotado. Y esto se extrapola a los 'realities': simplemente, a la audiencia ya no le importa qué pase con esos personajes", dicen desde el sector.

Hacia una nueva Telecinco

¿Toca cambiar de modelo? ¿Jubilar el canalleo 'cuore' y abrazar el entretenimiento blanco que tan buenos resultados está dando a Antena 3? Sí y no. Por un lado, una Telecinco familiar de golpe y porrazo desconcertaría sin duda al espectador. Por el otro, alterar su singular arquitectura televisiva (de vasos comunicantes) podría hacer caer su endeble castillo de naipes. Los cambios radicales en Telecinco, por tanto, son complejos, igual que no sería sencillo que Marvel pasara por sorpresa de los superhéroes al cine polaco.

Para explicar el Universo Mediaset, es bueno recurrir al contraste con su gran rival. Tras años de ser vapuleada por la cadena amiga, Antena 3 decidió, hace una década, dejar de competir con Telecinco con sus mismas armas (corazón punk y 'realities' infrahumanos) y apostó por la televisión familiar. Durante la travesía del desierto de Antena 3, Telecinco solo tuvo un rival: Telecinco.

Las chorradas de Telecinco sobre Paquirrín de hoy compiten contra las chorradas de Telecinco sobre Paquirrín de ayer

"Si los telediarios y las series de Antena 3 compiten contra los telediarios y las series de La 1 o las autonómicas (o sea, un modelo de televisión europeo estándar), las chorradas de Telecinco sobre Paquirrín de hoy compiten contra las chorradas de Telecinco sobre Paquirrín de ayer. Telecinco lleva años compitiendo contra sí misma y contra su propio desgaste. Vasile montó una televisión alternativa de éxito, que solo se miraba en el espejo de Telecinco y solo podía morir autoinmolándose lentamente. Fueron muchos años de pelotazos. Eso sí, la caída está siendo más rápida de lo previsto”, aseguran fuentes industriales.

La transición de Telecinco, en definitiva, no es sencilla.

En la industria, se habla de la necesidad de cambiar el modelo Mediaset de arriba abajo, pero es más fácil decirlo que hacerlo. El contexto audiovisual no es el de hace 15 años, cuando la tele generalista se llevaba toda la tarta y no competía contra gigantescas plataformas transnacionales (Netflix, HBO, Disney) y redes sociales juveniles. Dar un volantazo drástico podría ser un salto al vacío. "Reconstruir toda la programación y reinventarse es muy difícil, más ahora que la competencia a la televisión generalista es feroz. Puede que lo antiguo ya no le funcione a Telecinco, pero tampoco hay ninguna garantía de que lo nuevo fuera a funcionarle", afirman fuentes industriales.

Estas fuentes indican que un cambio completo en la programación implicaría una gran inversión económica, que tendría impacto sobre los beneficios de una Mediaset cotizada que se ha caracterizado por exprimir los céntimos de cada hora de pantalla. El común de los analistas cree que no será Vasile quien se ponga al frente de la revolución, pues su labor consistiría en mantener el rumbo mientras se completa la compra de los italianos. Será entonces cuando se renueve la cúpula y veamos un nuevo Telecinco 20 años después.