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Viruca Yebra: «Los refugiados de hoy al menos saben que van a tener ayuda»

La periodista y escritora Viruca Yebra.

La autora de 'La última condesa nazi', una historia de exiliados, participa este martes en el Aula de Cultura de El Norte

A veces el destino nos marca sin que podamos hacer nada contra él. La pertenencia a un pueblo, a una comunidad o a un tiempo en ocasiones nos sitúa ante el prejuicio social y nos lleva a tener que demostrar constantemente nuestra verdad frente a él. Esa es la esencia de una novela como 'La última condesas nazi', en la que la periodista y escritora Viruca Yebra relata la vida, a medio camino entre la verdad histórica y el personaje narrativo, de Clotilde von Havel. Una novela rigurosa en los hechos y potente en la ficción, que servirá como base para la próxima sesión del Aula, que se celebrará este martes en el Círculo de Recreo, a partir de las 19:30 horas., con el patrocinio de Fundación laCaixa y Fundación Vocento.

–¿Alguien puede pensar: otra novela de nazis...?

–'La última condesa nazi' es una historia innovadora porque precisamente no es otra historia de nazis. Es un enfoque nuevo y distinto: ¿qué pasó con los nazis después de la guerra, a qué  se dedicaron, adónde huyeron…? ¿Y qué ocurrió con los alemanes que lo perdieron todo al ser invadidos por los rusos, al quedarse estos con todo el este de Alemania? Y también, ¿qué pasó con los hijos de los judíos que murieron a causa del Holocausto? De esto va la novela. Del día después.

–¿Quién te inspiró o de quién bebe el personaje de Clotilde von Havel?

–La protagonista vive la vida de muchas mujeres que entrevisté y que, al acabar la guerra mundial, se encontraron con que lo habían perdido todo. No tenían dónde ir. Desde el primer momento se sabe que Clotilde no es nazi, pero su cuñado es un ideólogo de nazismo, su sobrino un SS y su marido un comandante del ejército alemán.

–Cuando parecía que Europa ya estaba vacunada contra los conflictos bélicos, vuelve Rusia a las andadas...

–Sí, y es terrible, porque los primeros capítulos del libro están de plena actualidad. Los refugiados de guerra huyendo para no ser masacrados por los rusos. Aunque, a diferencia de entonces, esta vez al menos los refugiados en cuanto salen de su país saben que van a ser ayudados.

–Marbella es uno de los escenarios de la trama y es la ciudad en la que vives. ¿De alguna manera Marbella necesitaba una novela así? 

–Quizás sí la necesitaba, porque se habla mucho de la época  dorada, pero no se cuenta por qué fue especial esa época de los 60 y 70. Y la realidad era que en pleno franquismo Marbella vivía un oasis de apertura y libertad impensable  en ninguna otra parte  de España. Y todo gracias a que los visitantes de alto standing, a nivel mundial, venían invitados por el Príncipe Alfonso de Hohenhole, a su hotel. En ese mítico lugar se alojaron muchos bohemios, artistas, e intelectuales que salieron de Tánger, cuando esta cuidad dejo de ser internacional y recalaron en Marbella. Y también -es justo reconocerlo y no olvidarlo- porque el cura arcipreste de aquella Marbella era un hombre abierto y liberal que entendía que el futuro turístico de la cuidad estaba en abrirse al mundo internacional y a las nuevas corrientes.

–... aunque tú eres gallega. ¿Los gallegos volvéis a estar de moda?

–Jajaja. Esta pregunta nunca me la ha habían hecho. Los gallegos siempre van a preferir no estar de moda porque pretendemos no pasar de moda. Yo ejerzo mucho de gallega, a tiempo completo casi, y creo que poner a un gallego en tu vida siempre va a sumar. Y en cuanto a la parte política, que imagino que por ahí va la pregunta, considero que la nueva corriente que viene del noroeste va a aportar equilibrio y seriedad a la política nacional. Todo lo demás está por ver.