Guatemala
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¡No nos ahoguemos en un vaso de agua!

Todos disfrutamos de un excelente fin de año, celebrando una Navidad y un Año Nuevo con toda normalidad. Además, luego de dos semanas de las vacaciones de Año Nuevo, nos aprestamos al regreso a clases de la mayoría de los niños y jóvenes de Guatemala. Es momento de preparar los útiles escolares y mentalizarnos para el muy congestionado tráfico matutino. Sin embargo, el regreso a clases está siendo ensombrecido por publicaciones que cuestionan la seguridad sanitaria de los estudiantes por el regreso a clases presenciales. A este respecto, me gustaría comentarles dos aspectos importantes:

El primero que considerar es el comportamiento reciente de las curvas de contagio. Se observa que todos los indicadores tienden a mejorar. En otras palabras, el repunte que se esperaba por las vacaciones de fin de año se manifestó como una mínima burbuja que ya fue superada. Por supuesto, mucho va a depender de las condiciones sanitarias del establecimiento educativo, ya que no se puede comparar las de un colegio de elite de la capital con una escuela pública del interior del país. Sin embargo, las condiciones actuales del contagio en Guatemala hacen que las más sencillas precauciones de higiene basten para prevenirlo. Ni siquiera es necesario el uso de la mascarilla, pero sí es recomendable para evitar el contagio tanto del covid como de influenza, gripes y catarros. Estas últimas son propias de la época y hemos convivido con ellas desde el siglo pasado.

El segundo aspecto es el miedo irracional que la OMS, las autoridades gubernamentales, los medios de comunicación y las redes sociales nos han inculcado durante estos tres años. Nos dejamos influir y tendemos a obviar las claras tendencias de mejora de los indicadores, desacreditando los datos como incompletos. Nadie duda que los datos de la plataforma del MSPAS sean incompletos. Afortunadamente, en el análisis de datos, las tendencias son a veces de mayor importancia que los datos mismos. Además, con más de 1.2 millones de casos de contagio registrados, podemos decir con mucha certeza que el tamaño de la muestra es más que suficiente para tener plena confianza en los resultados, compensando lo incompletos que son. Las conclusiones del análisis pueden ser utilizadas para la toma de decisiones certeras.

Es importante que todos entendamos que la infección actual por covid-19 ha dejado de ser una pandemia para volverse endémica. Es decir, una enfermedad con la que debemos convivir toda nuestra vida, ya que nunca va a desaparecer. Adicionalmente, es importante analizar que la variante ómicron es de mucho menor agresividad que las de los años 2020 y 2021. Por ello la vacuna y sus refuerzos ya no son tan necesarios porque los síntomas son de mucho menor intensidad y el riesgo de muerte es casi nulo. Claro que esta variante es más contagiosa y todos conocemos a familiares y amigos que han enfermado. La gran mayoría de contagiados se ha repuesto totalmente en cinco días sin requerir de hospitalización y sin importar si estaban o no vacunados.

Por todo lo anterior, no debemos caer nuevamente en la trampa del miedo irracional. Es importante que luchemos en contra de la desinformación. Hemos convivido con el virus y llevamos casi un año completo de una vida normal. Eso nos ha acercado a la inmunidad colectiva y nos pone a años luz por delante de China en lo referente a la resistencia contra el virus. No comparemos peras con manzanas, Guatemala está muy bien y no debemos ahogarnos en un vaso de agua.