Peru
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El llanto de la oligarquía


Durante los últimos 200 años los serranos que no vinieron a educarse y vivir en Lima u otra ciudad costeña importante no han tenido la oportunidad de ser electos y gobernar el Perú.

Ello no fue casual. Fue producto del férreo centralismo y menosprecio de estos serranos por parte de los gobiernos de los criollos oligarcas costeños, dueños mayoritarios de la tierra cultivable del país, así como subestimados también, posteriormente, por los gobiernos de la burguesía comercial, industrial y financiera, nacida a mediados del siglo pasado.

Este serrano llamado indio, mucho tiempo, fue menospreciado por ser considerado un ser inferior al criollo blanco por razones de raza, costumbres y mal vivir, lo que lo descalificaba para ser educado y prosperar.

Así, pasaron los años hasta que con la fundación del APRA en 1930 y la incansable lucha social de Víctor Raúl Haya de la Torre y el PAP, el nacimiento y obra  de los movimientos y partidos socialistas democráticos basados en el pensamiento de José Carlos  Mariategui, más el aporte de Víctor Andrés Belaunde que caracterizó al Peru como un país mestizo, el indio peruano fue reivindicado como ser humano en el plano de la ideas.

No fue sino hasta el gobierno del General Juan  Velasco Alvarado que el  serrano a que hacemos referencia fue reivindicado en el plano humano de la realidad diaria, es decir, de sus  relaciones de trabajo con los dueños de las tierras y con respecto a la posesión de las mismas.

No critiquemos pues al presidente Castillo y batallemos políticamente por derrocarlo, por su notoria falta de conocimiento y capacidad para gobernar el Perú, sin tomar en cuenta todo lo antes dicho, es decir, por su condición de serrano afincado en el lugar que lo vio nacer, con educación lugareña, principalmente y con experiencia laboral circunscrita a su condición de profesor de primaria y sindicalista en su tierra.

Por el contrario,  ayudémosle los más que podamos  para compensar sus carencias .Y evitar un grave deterioro económico y político nacional  que sería un desastre para todos los peruanos.

Todo ello, ciertamente, bajo un gobierno de Pedro Castillo que respete la Constitución y gobierne bajo la égida de  la honestidad y castigo ejemplar a todos los corruptos de su gobierno y también, a todos los  grandes corruptos de  los 7 gobiernos que le precedieron, Alejandro Toledo, Alan García,  Ollanta Humala, PPK, Martín Vizcarra y Francisco Sagasti, grandes corruptos de estos gobiernos que impidieron que el PBI del Perú siga creciendo como durante el segundo gobierno aprista de Alan García Pérez a una envidiable tasa promedio anual de 7 %, con fuerte reducción de la pobreza y desigualdad Y no con un PBI creciendo a una baja tasa promedio anual de de alrededor de 3% durante  los 6 últimos gobiernos, descontando el de AGP, ciertamente, que empobrecieron significativamente al Peru e incrementaron las desigualdades.

Por cierto, si el presidente Pedro Castillo no se deja ayudar, asesorar, o como queramos llamarlo, la grave situación actual se complica y se abre en el Peru un periodo de gran incertidumbre, cuyo desenlace es impredecible, que podría afectar gravemente la vida de la mayoría de los peruanos.