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200 años de la doctrina Monroe

La doctrina Monroe está en el camino de sus doscientos años. En 1823 el mensaje del presidente James Monroe planteaba a las potencias europeas, especialmente a la Santa Alianza (Austria, Prusia y Rusia), que los territorios de América no deben considerarse “como futuros objetivos de colonización por parte de ninguna potencia europea”. 

Aparentemente, en aquellas circunstancias históricas, la declaración de Monroe aparece comprensible en la idea de la unidad y soberanía de lo que serían en el futuro los países del nuevo mundo, sin el riesgo de volver al colonialismo o ser presa del instinto expansionista del otro. Pero no fue así, sino que nació con aquel mensaje al Congreso de EEUU la doctrina más insultante a la soberanía de los pueblos de América Latina que luego, pasadas dos décadas (1845), se completó en su propósito de neocolonialismo salvaje, con el “Destino Manifiesto” o propósito de expandirse en toda América y resto del mundo por las buenas o por las malas, con o sin bases militares, lo que antes había comenzado con la destrucción de sus propios pueblos nativos. 

La doctrina Monroe sólo ha servido para negarnos como Estados soberanos y borrarnos la idea de soberanía, o en todo caso establecer con la ley del más fuerte, o en connivencia con gobiernos y gobernantes cipayos, Estados nacionales de soberanía limitada, disminuida o dependiente. Es una doctrina insultante porque ofende la dignidad de estos pueblos, el legado de sus libertadores, sus tradiciones, usos y costumbres. 

Es una doctrina que insulta con el chantaje o la presión que ejercen los gobernantes de EEUU a gobiernos sumisos de la región. Es una doctrina insultante porque ofende la soberanía e independencia de cualquier Estado cuando le impide contratar empresas o celebrar tratados con otros Estados sancionados por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (Ofac) del Departamento del Tesoro. En fin, es una doctrina reivindicada en 200 años para ratificar una nefasta política exterior de considerar a la América Latina como el “patio trasero” de EEUU, no de América para los americanos. Ahí está la razón para explicar el bloqueo financiero y comercial que nos afecta y las distintas formas de guerra que nos aplican; pero, aun así, lo grande es un pueblo como el nuestro, bolivariano e insumiso históricamente ante la doctrina Monroe: la más insultante del concepto de soberanía.