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Calderón Berti: El principal riesgo de Colombia es volverse una segunda Venezuela

Ha pasado más de medio siglo desde cuando Humberto Calderón Berti comenzó una brillante carrera profesional dentro y fuera de su país. Ocupó cargos como el de presidente de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), ministro de Energía y Petróleo, canciller y presidente de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

Militante del partido socialcristiano Copei, tras la llegada de Hugo Chávez al poder formó parte de la oposición. También tuvo negocios en Colombia, país que conoce muy bien. De hecho, fue designado embajador en Bogotá por el gobierno interino de Juan Guaidó en 2019.

La relación entre ambos no terminó bien y Calderón Berti viajó a España, donde reside. Desde allí habló con EL TIEMPO a raíz de la reapertura este lunes de la frontera de Colombia y Venezuela.

—¿Cómo analiza esta nueva etapa entre los dos países

—La reapertura sin duda es positiva, especialmente para las zonas fronterizas desde La Guajira hasta Arauca. El cierre facilitó que se potenciara toda la ilegalidad, incluyendo la guerrilla, el narcotráfico, el contrabando o la trata de personas, lo cual es un gran dolor de cabeza. Esta es una buena noticia, en particular para la zona del Táchira y Norte de Santander que siempre ha sido muy viva y ahora se va a reactivar.

—Una de las promesas es la de un salto en las cifras del intercambio comercial. ¿Concuerda con quienes dicen que Colombia le podría vender miles de millones de dólares en exportaciones a su vecino?

—La situación económica por la cual atraviesa Venezuela le confiere a la relación que viene un carácter muy desigual. La plantilla productiva en el caso venezolano está destruida, al igual que la industria petrolera. Ese descenso en la producción de crudo, de 3 millones de barriles diarios a unos 650.000 actualmente, limita la disponibilidad de divisas y la capacidad de compra de productos importados.

Es muy importante, además, que esto no se sienta como un avasallamiento por parte de Colombia, que va a tener una balanza comercial muy favorable, sino que hay que buscar la forma de que surjan esquemas de integración entre empresas para evitar que se desaten sentimientos negativos.

—¿Qué reacción le genera que Caracas sea garante de los diálogos con el ELN

—Para nadie es un secreto que el ELN hace presencia en las zonas fronterizas hace tiempo. Ojalá lo que se busca lleve a que esa realidad se componga. Si Venezuela participa sin ningún espíritu torcido en el proceso de paz, lo veo bien. Pero eso exige mucha neutralidad y buena fe, comenzando por desatender el ánimo de pescar en río revuelto.

—Usted fue embajador de Juan Guaidó en Bogotá. ¿Cómo fue esa experiencia?

—Se convirtió en una verdadera piñata en la que participaron los partidos que conformaban la coalición que apoyaba al gobierno interino. En un comienzo me involucré para tratar de que se nombrara una junta directiva profesional. Sin embargo, al poco tiempo empezaron a verse intromisiones indebidas de lo que se conoce como el G4, tratando no solamente de politizar la junta, sino los cargos ejecutivos.

La cosa llegó al extremo en el cual la situación financiera se volvió muy precaria. Y la situación actual es resultado de prácticas indeseables.

En su momento, le dije a Juan Guaidó que esta era la oportunidad de demostrar que un gobierno distinto en Venezuela manejaría los asuntos de otra forma, con ortodoxia. Pero eso no se hizo así, con los resultados a la vista. Ojalá volviéramos al pasado, cuando esta era una empresa mixta, con participación de ambas naciones.

—¿Cómo califica el acercamiento de la Casa Blanca al gobierno de Maduro?

—La política de Estados Unidos ha sido un tanto errática. Los acercamientos recientes no se consultaron con la oposición y, de otro lado, las sanciones aplicadas a varios funcionarios del régimen no tuvieron los efectos que se esperaba. En un comienzo, la administración Biden mostró mucho compromiso con el intento de restauración de la democracia en Venezuela, pero ahora la señal ya no es la misma. Creo que el acercamiento reciente es heterodoxo, sin lograr sus objetivos, lo cual es aprovechado por Maduro para tratar de sacar ventajas de la situación.

—¿Qué reacción le genera la posibilidad de que Colombia importe gas de Venezuela?

-Ustedes enfrentan una situación complicada desde el punto de vista de las reservas de petróleo y gas natural, que son bastante limitadas. A Colombia le convendría una actividad exploratoria

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