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China y 73 años de república

Un país de grandes proyectos, de imaginaciones e importantes invenciones, de poesía y milenaria sabiduría, es ese gigante que avanza y sorprende a la humanidad en sus 73 años de República Popular.

Es China, con una expansión económica global sin precedentes, en el contexto de un proceso de transición que permitió mantener la economía socialista planificada al tiempo que establecía gradualmente un sistema de mercado.

Es el mecanismo, quizá un tanto larvado, del sistema de doble vía, tal como lo describen los estudiosos de la transición de China de una economía de planes quinquenales hacia una más abierta al mercado.

Pero China no es sólo de hoy, ni es reciente por sus siete décadas de república; es y ha sido una civilización milenaria que, igual como representa la invención de la pólvora o de la porcelana, entre otras, también lo hace de la caligrafía, pintura y poesía para conformar “el arte del pincel” en expresión de una calidad superior o por excelencia del arte chino; o de la poesía del Libro de las odas; o de Li Po, el poeta de la luna y el vino, el más grande del siglo de oro (s VIII) de la poesía china: “… Mi blanco pelo… ¡tiene mil pasos de largo! Ha crecido tanto a causa de mis pesares. Pero no acierto a comprender lo que veo en mi reluciente espejo: ¿de dónde le vino esa escarcha invernal?”

Hoy se celebra el 73º aniversario de aquel primero de octubre de 1949, cuando el gran líder Mao Tse-tung, también poeta, proclamó la República Popular China y comenzó su reconstrucción y su futuro económico y desarrollo social, con momentos escabrosos, pero dejando atrás reinos guerreros y dinastías.

El crecimiento económico de China, que ya la coloca en posición preeminente, y su desarrollo social que evidencia buenos porcentajes en la eliminación de la pobreza crítica, así como su propósito de integración comercial y cooperación con otros países, entre ellos de América Latina, hace que China sea la potencia, no en términos imperiales de un despertar para hacer temblar al mundo, como en aquella frase atribuida a Napoleón de dejarla dormir porque “cuando despierte China, el mundo temblará”, sino de una definición metafórica que sugiere el tiempo y la grandeza de la gigantesca República Popular en un nuevo orden mundial más humano de la economía, la ciencia y la tecnología, para el desarrollo social y la solidaridad, sin atemorizar a los otros pueblos del mundo.