Venezuela
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Domingo Alberto Rangel: El globo chino y nuestro estadio de beisbol

Domingo Alberto Rangel @DomingoAlbertoR

En aras de la coherencia se pudiera llamar al cierre de todas las facultades donde enseñan Diplomacia o Estudios Políticos.

Es obvio que una medida como esa no la puede tomar ni siquiera el monarca más absoluto… porque los muertos tendrían dolientes… pero.

Si nos atenemos a los hechos y buscamos luces en lo que sucede en el país imperial y también en uno de la periferia, en el que extrañamente sus habitantes en vez de ponerse a trabajar o dejar que otros trabajen… dedicamos nuestras existencias a sobreestimarnos, a polarizarnos y a mirar para el pasado.

De nuevo es obvio que el imperio mencionado son los Estados Unidos y nuestra Venezuela sigue siendo un país de la periferia. Los buenos deseos no preñan… y la realidad está a la vista.

Sobre la muerte de la política y la diplomacia mucho se ha escrito en los últimos años pero mejor detenernos al análisis de dos hechos aparentemente aislados como pueden ser el derribo de un globo chino por la aviación estadounidense… y la inauguración en Venezuela de un estadio de beisbol en terrenos aledaños al hipódromo de La Rinconada… indican que en ambos lados de las antípodas dejan de lado la política y su hermanastra… la diplomacia.

En el caso yanqui dejaron correr al globo… por los medios e internet… aduciendo un cuento que parece más chino que el aerostato… para después derribarlo ante las cámaras de la televisión… porque si lo hubieran hecho sobre territorio estadounidense… “los restos podían causar víctimas al caer”.

Comentar semejante pavada merece usar la muletilla maracucha “qué mollejas primo”.

El globo fue señalado como espía y sin embargo le dejaron recorrer de costa a costa el territorio de USA.

¡Algo curioso que los chinos espíen mediante globos en un mundo lleno de satélites que todo lo fotografían!

La China aduce que ese globo es un instrumento para medir el clima… como hay muchos en el mundo.

Bien, pero sea como sea, aquí la diplomacia y la política no aparecieron y el presidente Biden aparentemente no las llamó hasta el punto que los diplomáticos yanquis y los congresistas especialistas en política exterior pudieran decir “para qué servimos”.

Pero el mal de muchos ya sabemos lo que es… en Venezuela tenemos ejemplos de lo inservible que para este siglo de tanta habladera y pocas nueces… son las ciencias y artes de la política o la diplomacia… con un caso reciente para ilustrar el tema.

La Serie del Caribe, antaño festín popular, nos tuvo como país anfitrión y si bien se ha demostrado que dos décadas de polarización extrema terminaron haciéndonos más pobres… aquí no desperdiciamos la ocasión de aumentar la hoguera.

El Presidente escogió como nombre del estadio al venezolano más ilustre… no nos queden dudas… pero ¿acaso Simón Bolívar quien según uno de los Nazoa “tocaba alegre el tambor”… alguna vez jugó al beisbol?

¿Por qué no usar el nombre de Alejandro Patón Carrasquel… caraqueño y primer venezolano en las Grandes Ligas?

Y los líderes de la oposición que bien pudieron pedir en aras de la presunta reconciliación y bien lejos de las décadas polarizantes… ser invitados… ¿qué hicieron?

Rezongar porque según los cálculos de estos nuevos genios de la matemática “con los reales del estadio se debieron dotar los hospitales y subir el sueldo a los maestros”.

Vaya ignorancia y falta de sindéresis cuando la ocasión habría servido para que la oposición se deslindara al recordar que mientras en países verdaderamente ricos son los privados quienes construyen sus estadios… a veces con apoyo de los municipios… otras… raras… de los gobiernos nacionales… este estadio Simón Bolívar lo comenzó Hugo Chávez y transcurrido el tiempo le correspondió inaugurarlo al presidente Maduro… y no los dueños de los equipos que en todo caso debería pagar por el uso.

Nada: peligroso el mundo que se está forjando cuando ni la política ni la diplomacia se toman en cuenta.