Lapatilla
Discurso de excelente prosa y sentimiento fue el que Rodolfo Izaguirre brindó a la audiencia en la UCAB.
El tema fue Andrés Bello y de no ser por la pluma del maestro Izaguirre la pieza oratoria pudo ser algo banal… para recibir las nuevas autoridades tras la muerte del padre Virtuoso.
Como todo lo humano siempre es mejorable a mi entender Rodolfo Izaguirre con inteligencia dejó colar el origen de su evidente resentimiento que en cualquier caso es comprensible cuando se entiende el coraje que dar ser hijo de “familia acomodada”… pero “venida a menos”… en tiempo cuando el capitalismo no había aparecido en estas tierras… pero si las exclusiones sociales propias de una monarquía como la española.
En una sociedad tan llena de complejos como la nuestra donde ser “hijo natural” –el caso de Rodolfo Izaguirre- ara y es algo peor que aumentar un kilo de peso… cuando se es jockey de profesión. Y así merced a la prosa del invitado se entiende cualquier debilidad de sentimiento.
Sin embargo los naturales resentimientos del maestro son cosa secundaria porque lo principal del discurso que se debería imprimir, debatir y repartir… es otra cosa… a pesar de que un candidato presidencial opositor… tan de formación jesuita como yo… haya despachado la oratoria de Rodolfo Izaguirre con un “es el canto del cisne”.
Abusivo Eduardo que lleva cantando “educación, educación y educación” desde hace tres décadas… sin que a la fecha se sepa el significado de esa palabra que cual jaculatoria repite en cada elección.
Pero no era el amigo loyaltarra el sujeto de esta columna: es el maestro Rodolfo Izaguirre que a sus más de 90 años deja un punto de vista al cual el país debería ponerle más atención.
La alocución de Izaguirre está llena de malos recuerdos hacia su padre a quien responsabiliza de sus tempranas penurias… las de su madre… y de sus hermanos.
Y mediante un símil genial pasa a contar que él, a través de varias peripecias infantiles, termina adoptando a don Andrés Bello… a quien conoció merced a un hermano salesiano y a una estatua que se atravesaba camino de la escuelita… como su padre.
Y nos deja con bellas y sentidas palabras… quizás cual “canto de cisne”, algo que sin ser don Rodolfo el primero en expresarlo… el país debería agradecer… es decir que la opinión de que aceptando al Libertador como padre de todos… el héroe ahora epónimo es un padre extraño si no maluco.
Bolívar recuerda Izaguirre… a diferencia de Andrés Bello… no tuvo familia… y que a partir de ese hecho… El Libertador es un padre al que se le debe buscar un más idóneo sustituto.
Para Izaguirre Bolívar fue el padre de Colombia y Páez el de Venezuela… país nuestro contra el cual mal se han portado… dijo el orador… militares y civiles venezolanos que nos han gobernado.
No dio cuartel el orador a ningún déspota desde el general Juan Vicente Gómez a quien afirma debemos enterrar… pasando por Marcos Pérez Jiménez y llegando a Hugo Chávez y Nicolás Maduro.
Militares, civiles y se me antoja que aquí también caben los ciudadanos –no almas- que le exigen a reales o supuestos “próceres”… “tener bolas”… para resolver problemas.
En fin… Rodolfo Izaguirre… hombre destacado de nuestra cultura lamenta el desmantelamiento del país y lo atribuye al culto bolivariano que todos los presidentes civiles y militares… incluso el doctor Caldera que fue bellista… le rindieron tributo… cual mantra que nos puede eximir de trabajos duros… para conseguir metas.
¡Gracias maestro!
