Venezuela
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El aporte de los ministros

La concepción del sistema de gobierno venezolano de carácter presidencial hace recaer el complejo de decisiones de la gestión ordinaria en la estructura ministerial, encabezada por el alto funcionario del ministro, órgano decreto del Presidente de la República.
En ese amplio campo, diseñado en las leyes respectivas, desarrollo de la definición de ser un órgano decreto del Presidente de la República, le corresponde un conjunto de complejas actividades de diversa naturaleza que lo convierten en un funcionario fundamental en la gestión de gobierno.

Puede afirmarse que en la estructura ministerial se conciben las líneas más directas e inmediatas del poder ejecutivo como núcleo de actividad dinámica en las decisiones más diversas y complejas asignándole completa autoridad para el desenvolvimiento de sus funciones, de acuerdo al campo respectivo que desarrolla ese poder. De ahí que el estar, el ministro, en la cúspide de esa estructura lo convierte en el director y responsable de las tareas que impulsará toda la maquinaria del importante espacio administrativo.

Lo expuesto nos hace verla necesidad de estructurar un equipo muy profesional en la conducción del órgano complejo y extenso ministerial, quien tendrá la responsabilidad de toda la estructura de la organización, por lo que se entiende debe tener suficiente conocimiento integrador a los fines de elaborar las políticas y ejecutorias esenciales en los asuntos atinentes al órgano ejecutivo.

Un presidente ha de disponer de las personas más versadas en los respectivos campos, verdaderos profesionales con sólida experiencia y experiencia dinámicas en la emisión de los diversos actos que se producen en toda la estructura ministerial, según los niveles y sectores a su disposición.

De ahí que el ministro como órgano de gobierno resulta un funcionario básico en el objeto de que el estado alcance los fines diversos y complejos que les han sido encomendados, y se agrupan en las materias a su cargo.

Todo ello hace ver con evidente lógica que los destinos ministeriales han de ser una responsabilidad de personas profesionales del área, de gran creatividad, espíritu de servicio público y con una visión horizontal sobre el extenso espacio que configura un ministerio.