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San Benito bailó para el cine y la Zulianidad

Tal vez sea fruto de ocho horas continuas de mover el cuerpo al son de sus tambores, pero en la velada del viernes pasado encontramos razones para entender en qué consiste realmente ese adjetivo especial: el Ser Zuliano.

San Benito de Palermo jamás llega de visita sin anunciarse. Por ellos sus Vasallos o cofrades tienen distintos toques de chimbanguele, donde los tambores propician unos códigos de decencia y de buen comportamiento que sólo podrían leerse en, por ejemplo, el famoso Manual de Urbanidad y Buenas Costumbres del maestro Carreño.


Son una cátedra rítmica y artística de estilo y clase: San Benito siempre anda bonito y muy bien trajeado (al igual que aquellos ciudadanos de punta en blanco que vemos en las fotos de la Maracaibo de comienzos del siglo veinte); siempre está pendiente de sus fieles servidores y los de las demás cofradías; jamás denuncia o se queja en público de sus propios problemas, sino que los integra y resuelve mediante una entrega absoluta a la fe de Dios, léase Cristo Redentor. También es una comuna grandiosa que, sin embargo, conserva, celosa, su propia esencia identitaria: nunca una cofradía de Vasallos será igual a la otra aunque en esencia ellos se sienten parte indivisible de una sola. Es un modelo que al país le sentaría harto bien. Se los juro.


La Zulianidad debería estudiarse como una carrera académica muy sui generis: es una esencia integral de un pueblo que trabaja, come, degusta, diatriba, folla y se apasiona con una incendiaria vital esencia propia. Es una película de largo aliento, incansable, tán mítica como el eterno retorno. No en balde hoy, 28 de enero, mientras el país conmemora la efeméride del Cine Nacional, los zulianos celebran haciendo la performance de sí mismos, la película que jamás concluye.


Así las cosas, Zulianidad y Cine asumieron, el pasado viernes, una víspera de su fiesta doble. He aquí una capciosa reseña de esa fiesta:

Fiesta en el Lía

Todo ese hermoso equipo humano que aún labora en el Centro de Arte de Maracaibo Lía Bermúdez, Camlb, representa, individual y como un todo, esta dialéctica zuliana: gentiles, alegres, sarcásticos, inteligentes, inconformes y artistas, además de “brolleros, jodedores y comedores de serpientes”, según comentan con harta gracia algunos de ellos mismos. El viernes sirvieron cepillados de ricas frutas y un papelón con limón que refrescó la tarde.


Artistas como Robert Arcaya, Laura Parra Calmón, Levit Aguilar o Jiolexy Santos disfrutaron de lo lindo esa fiesta vespertina, donde resaltó la presencia de la Primera Dama del Estado Zulia, la noble amiga Eveling Trejo de Rosales, quien saludó, presenció, escuchó, apuntó y compartió, selfies incluidas, con los artistas y el público.


Danzas Progreso, Mi Gran Sueño Zuliano, así como el notable Ensamble Musical Marabones, dejaron la escena servida para que los Vasallos “Ramón Ochoa”, de Cabimas, así como los de La Pastora, desarrollaran su portentosa experiencia mágico-religiosa en forma de liturgia gregaria. Una misa de los propios sentidos y de la fe y devoción eminentemente cristiana, según advertía el padre Liuberto Ríos, párroco de la parroquia San Pedro, de Cabimas.


José de Jesús Ferrer, capitán de los vasallos Ramón Ochoa, ejerció esa impresionante liturgia de signos y señas en tiempo de síncopa, para que San Benito invocara el espíritu y el alma de nuestra escultora Lía, cuya aura cósmica rondó el crepúsculo que embellecía con su luz a aquellos zulianos de los que habla la gaita de Norberto Pirela y Joseíto Rodríguez Valbuena, cantada por Ricardo Cepeda.
Parroquianas, como Andrea y Vicenta Escalona, así como Lula Sosa Guzmán y Marlene Arévalo, destacaban las preciosas reliquias escultóricas que dispuso el maestro Régulo Rincón en su Museo Itinerante San Benito de Palermo.

Cine y Música

Quien suscribe, bien podría crear, junto con Daniela Núñez y Beatriz de Rincón, el Club de Reconocimiento Artístico al maestro Enrique Rincón Canaán, quien estará sonrojado con seguridad, cuando lea estas líneas. No tiro de sus corcheas sino que trato de realizar un público reconocimiento a un talentoso artista, noble y generoso, quien supera el centenar de colaboraciones, casi todas gratuitas, para obras de arte contemporáneo en áreas como la danza, el teatro, la música en sí y, como en este caso, el cine regional. Eso se agradece desde estas teclas que también son las suyas.
Enrique ofreció su concierto “La Música en el Cine”, un encuentro con su sonoridad excepcional, una selección de piezas paravproducciones audiovisuales en las que ha participado como creador e intérprete.


Títulos como Girasol, La niña de Maracaibo o este conmovedor documental de Rita González sobre misia Jacinta, un personaje que puede ser cualquiera de esas hermosas nanas que prestan servicios en las casas, venidas desde Colombia casi siempre y en un relato muy humano que también nos redirige al binomio Cine-Zulianidad que nos hace bailar y amar.


Sentir. Esta fiesta del cine continúo esta tarde de sábado, ya en la fecha oficial de la doble efeméride. Aquí -precisaba Régulo Rincón- hay un consorcio institucional donde están la Fundación Manuel Trujillo Durán y su Festival de Cine de Maracaibo, Centro Nacional Autónomo de Cinematografía, Mestizo Producciones, Facultad Experimental de Arte de LUZ y la Dirección de Cultura de LUZ, a través de su Departamento Audiovisual-Cine Club Universitario de Maracaibo.


También coadyuvan el Caribe Concert, Teatro Baralt, Centro Comercial Costa Verde, Fe y Alegría, Festival de Cine Infantil de Ciudad Guayana, Festival de Cine de Barquisimeto y el artista visual, maestro Gregorio Boscán.


Ionesco Troconis capitanea la Muestra Mestizo, que, en su primera edición, logró concretar con los directores invitados, obras que han participado en reconocidos festivales y premios internacionales.  En esta segunda edición la experiencia se repite y su producto llevará hasta el público asistente novedosas propuestas cinematográficas. La exhibición de estas producciones audiovisuales se realizará en la sala experimental del Teatro Baralt, a las 3.00 de la tarde.


 El cierre de celebración será a las 5.00 pm. del 28 de enero, Día del Cine Venezolano, en el espacio que le acunó por vez primera en el suelo venezolano, el Teatro Baralt de Maracaibo, con la exhibición de la película “One Way”, dirigida por Carlos Malavé, protagonizada por Daniela Alvarado, Joaquín Malavé y José Manuel Suarez.

Encuentro en la calle Delgado

Cerrando esta especial ronda cultural de Zulianidad y Cine, San Benito de Palermo afincó su toque, ¡Ajé, Ajé, Ajé..!!, y concitó a diez agrupaciones de Vasallos: Veritas, La Pastora, San Miguel, Haticos,Santa Lucía, Ramón Ochoa,Nazaret de El Moján, Las Cabimas del Moján, Santo Domingo y Pomona.


Sigo con lo del país: la familia zuliana rescató las celebraciones y sepultó aquel tendencioso prejuicio del santo vinculado con bajas pasiones como el alcohol o el sexo. Aquí los presencié ordenados y coherentes, lúcidos y responsables, honorables ciudadanos del barrio y del planeta, seres hermosos y poseídos por la gracia del tambor cuando llama la sangre, honor y gloria al Santo y sus santos, digamos, Juan de Dios u Olimpia, para solo invocar dos.


Refería Rincón que ellos (la capilla de la calle Delgado, la misma donde nació Felipe Pirela, por si necesitamos mas Zulianidad) tienen una directiva que es la que convoca a los grupos de vasallos invitados, les hace un ofrecimiento. Normalmente (eso depende de las finanzas y lo que pueda recibir en limosnas) a los vasallos se les atiendo con bebida y comida, muchas veces con el transporte pero en este caso cada Vasallo invitado pagó su traslado.


Una por una, las nueve instituciones culturales y artísticas convocadas fueron despidiéndose, con un exquisito rigor formal. Es verdad: son ese modelo de país que nos hace tanta falta.

Alexis Blanco

Leer más: Memorias de la Zulianidad: Conversación con Marlene Nava

Noticia al Día – Foto Cortesía Regulo Rincón