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Es la provincia de Buenos Aires, que maneja ese protocolo epidemiológico. La curva ahora crece allí más rápido que en la Ciudad, donde se testea a todos.
Si bien la ciudad de Buenos Aires venía marcando el ritmo de la suba de casos de Covid en el país, la velocidad tope de crecimiento de la curva se ha dado en la última semana en otro distrito: la provincia de Buenos Aires.
Lo que esta altura parece ser el comienzo de una nueva ola de Covid -la sexta- ha mostrado en territorio bonaerense un aumento de 1.205 a 5.134 casos en una semana, mientras que la Ciudad pasó de 1.639 a 6.032. La primera variación fue del 326 por ciento, mientras que la segunda fue del 268 por ciento.
La mayor aceleración de los contagios en la Provincia, a juzgar por estas cifras, es evidente, pero a la vez el cotejo tiene una llamada a pie de página, ya que compara “peras con manzanas”. Esto quiere decir que el universo de reportados es muy diferente en uno y otro distrito.
Los informes del Boletín Epidemiológico bonaerense se limitan a informar los casos de los mayores de 50 años cuyo testeo ha dado positivo para Covid. Por protocolo, los menores de esa edad no son testeados, salvo excepciones asociadas a la vulnerabilidad del paciente.
En la Ciudad, en cambio, se continúa con la política de testear a todos los que concurran con síntomas, como fue desde el principio de la pandemia. La positividad de la última semana en territorio porteño fue del 54 por ciento -5 puntos por encima de la semana anterior-. Esto da la pauta de que es más probable que los síntomas gripales correspondan hoy a un cuadro de Covid que de gripe.
En la Provincia, en cambio, poder distinguir si alguien menor de 50 años tiene gripe o Covid es mucho más difícil. Este dato sería importante tanto para el que padece la enfermedad como para su entorno, ya que el aislamiento del infectado es más laxo sin un PCR que lo convenza de no circular.
De modo que es más probable que en la Provincia haya más gente con Covid contagiando a otra gente que en la Ciudad, lo que podría explicar el aumento más veloz de los casos, precisamente por la falta de testeos.
Las autoridades no se han referido por el momento a esta cuestión. La recomendación del Ministerio de Salud nacional y provincial ha sido volver a usar el barbijo en lugares cerrados y aplicarse los refuerzos vacunales pendientes contra el Covid.
En la Ciudad, en tanto, hay una creciente demanda de testeos. En la última semana fueron 17.671, cuando apenas siete días antes esa cantidad había sido de 7.880. Un incremento del 124 por ciento.
Es claro que el porcentaje de aumento de casos registrados más que duplica al de los testeos, lo que de algún modo da cuenta de que los hisopados siguen siendo insuficientes, básicamente porque hay gente que ya no se testea por más que tenga la posibilidad de hacerlo.
Por otra parte, la demanda insatisfecha de testeos en Provincia también se ve reflejada en las estadísticas de la Ciudad. La cantidad de positivos no residentes en centros de testeo porteños se multiplicó por 12 desde mediados de noviembre hasta hoy.
En cuanto a la vacunación que ahora desde el Estado se intenta promover otra vez con mayor insistencia, en Provincia hay un déficit más marcado de terceras y cuartas dosis: la mitad de la población se aplicó el primer refuerzo y apenas el 13,5 por ciento se dio el segundo.
En la Ciudad, en cambio, el 83 por ciento se dio la tercera dosis y el 40 por ciento, la cuarta. En cuanto a la quinta, la proporción sigue siendo por ahora muy baja en ambos distritos, como también lo es en el resto del país, aunque también ha sido el refuerzo más demandado desde que la curva de casos volvió a dispararse.
PS