"Travesías femeninas" es un volumen compuesto por seis piezas de teatro. La mayoría de estas obras se trata de mujeres que dejaron una marca épica en la historia y el sentir de su época.
El nuevo libro de textos teatrales de Cristina Escofet (La Plata, 1945), salió a la venta en librerías. Se trata de Travesías femeninas un volumen compuesto por seis piezas de teatro. La mayoría de estas obras consisten en monólogos, y en su totalidad, se trata de mujeres que dejaron una marca épica en la historia y el sentir de su época.
Escofet es una de las autoras más originales de nuestra escena nacional y sin duda una de las piedras fundamentales sobre el “contar” una mujer.
Tampoco los caballeros le son ajenos, y Padre Carlos (Rey Pescador) una obra estrenada en Buenos Aires en 2014, con Pablo Razuk encarnando al cura Carlos Mugica. La obra –como todos los textos de Escofet llevados a escena obtuvo nominaciones y fue laureada de los diferentes premios a la escena.
Como la política no le es ajena a la autora, otra obra que aún puede verse en alguna función esporádica es Bastarda sin nombre dirigida por Javier Margulis y con la actuación de Roxana Randón, que encarna a una Eva Perón en distintos momentos de su vida.
Ambas obras y casi todas las escritas por Escofet, son acompañadas en el escenario por músicos –guitarristas, cantantes– dada la brevedad de los textos para lo que en Buenos Aires consideramos la duración normal de un espectáculo: una hora.
La brevedad y la intensidad poética en el caso de Escofet van de la mano pero se lían con el asunto de la duración normal y ahí es cuando los directores se encuentran en el brete de su puesta y han debido acompañar con música en la escena.
Como espectador uno podría preguntarse si la brevedad es una virtud o un defecto, habiendo tanto microteatro pululando por los escenarios. Tal vez la respuesta solo pueda brindarla el autor cuando pone el punto final a su obra.
Las mujeres
En el libro citado, el texto Yo, Encarnación Ezcurra (texto que también puede leerse on line en la editorial virtual del Instituto Nacional de Teatro), pasó por los mismos avatares que los anteriores. Cuenta en ocho momentos la vida de Encarnación Ezcurra, esposa de Juan Manuel de Rosas, quien no fue una simple compañera y madre de Manuelita, sino una política que luchó por los ideales y objetivos de su marido.
A través de Encarnación, la dramaturga pone en cuestión el papel de la mujer cuando su marido es el político que llega a convertirse en pasión de los ciudadanos –los que lo aman y los que lo aborrecen– y a ella el lugar de dirigente le está vedado.
Un tema recurrente en la historia de la mujer y aun hoy en muchos países donde aun no se puede siquiera soñar con una presidenta mujer. Esta obra fue dirigida por Andrés Bazzalo, interpretada por Lorena Vega y estrenada en el Teatro del Pueblo en 2017.
Entre las obras no incluidas en el volumen pero representativas de la autora y de ese momento específico de nuestra historia que fue el rosismo, puede contarse Ay Camila, dirigida por la misma Escofet en 2012 y con una última puesta de Laura Formento más recientemente. Al respecto, la directora opinó sobre las razones que la llevaron a ponerlo en escena: “Lo elegí porque era estremecedor, y una Camila visceral, muy sexual y feminista, y eso me pareció muy atrapante para un espectador.”
Pablo Razuk quien la pondrá este año en escena en la Ciudad de Buenos Aires, opinó sobre el texto: “Es un manifiesto de la lucha de las mujeres que se extiende de todos los tiempos hasta hoy. Camila O’Gorman es un ejemplo histórico de una mujer que se enfrentó a los poderes de turno –el Estado, la Iglesia, la Familia, la Moral– de aquellos tiempos.
Una niña de la alta sociedad argentina que a mediados del siglo XIX ofreció todo lo que tenía por amor. Nos encontramos en los albores de la nueva República Argentina, 1840, y Camila de veinte años se escapa al Norte argentino con Uladislao, el cura de Santos Lugares para empezar una nueva vida”.
En la mente de Escofet la historia late como una obsesión y por eso en Travesías femeninas nos vamos a encontrar con las memorias de la Malinche en A través de los granos de maíz y con Sonata erótica del Río de la Plata un monólogo cruzado entre dos voces de nuestra historia patria: Mariquita Sánchez, la intelectual que cedió su casa para que se tocara allí el Himno Argentino por primera vez, y Trinidad Guevara, una de las primeras actrices argentinas (aunque nacida en Uruguay), censurada por la Iglesia, madre de dos hijos naturales, y cuya carrera -como de todo actor o trágico de la época – fue motivo de escándalo y de escarnio toda su vida.
Sin embargo, fue una actriz que llegó a ser muy respetada por su labor, cuando la sociedad le permitía subirse a escena. En su honor, hoy el Teatro Municipal lleva su nombre, así como una calle de Puerto Madero. No es menos importante que el Premio Municipal de la Ciudad de Buenos Aires que se entrega año a año (cosa que no sucede porque suele llevar atraso), a dieciséis categorías de teatristas, pero en especial a director, actriz y actor, lleva el nombre de esta insigne mujer.
La historia de una actriz tan singular fue escrita por distintos dramaturgos como Juan Carlos Delgado, Susana Poujol y la uruguaya Marianella Morena. No obstante, el texto de Escofet la pone a Trinidad Guevara en cruz con Mariquita Sánchez y de esta manera, nos ofrece una perspectiva de la femineidad de la época.
Autora imbatible, necesaria, y fundacional para toda mujer que tome la pluma y para todo varón que quiera entender el recorrido de las mujeres en la historia, desde la ficción, y en la escritura teatral de la Argentina.
PC