Portugal intenta vivir en paz consigo misma (y con el resto del mundo) en Al Shahania, un núcleo urbano a unos 25 kilómetros al oeste de Doha. Alejados en lo posible del ruido de la gran metrópoli. Hace ya dos semanas, compareció allí ante los medios, por sorpresa, Cristiano Ronaldo. Un día después, antes del debut con Ghana, el Manchester United anunciaba la rescisión de su contrato.
Evidentemente, Joao Félix no es Cristiano Ronaldo. Y no por falta de ganas, ni del futbolista ni de la hinchada portuguesa. Pero Joao, con un perfil mucho más discreto en su selección, lleva semanas pendiente de cuál será su destino cuando anochezca el Mundial. Madrid, su catapulta hacia la selección en 2019, ya no es un lugar seguro para él. Hace tiempo que perdió la sintonía con Diego Pablo Simeone, el entrenador que le ha curtido durante tres temporadas y media en el Atlético. Ya no es ningún secreto.
En el lujoso Al Samriya Autograph Collection Hotel, cuyos muros tienen forma de vieja fortaleza qatarí, Joao mira frecuentemente su móvil. Aguarda que Jorge Mendes, su superagente, le anuncie alguna novedad en su futuro. Desde mediados de octubre, concretamente desde la noche ante el Rayo Vallecano (1-1), en el Metropolitano, su segundo partido seguido desde el banquillo, su situación es «irreconducible». Así la califican quienes conocen y han vivido de cerca el conflicto. Por primera vez, Miguel Ángel Gil, CEO del Atlético e impulsor del millonario fichaje de Joao (127 millones de euros), le ha abierto la puerta. Eso sí, siempre y cuando llegue una oferta que permita compensar aquella monumental inversión.
«Joao Félix es la apuesta más grande que ha hecho el club en su historia. Yo, personalmente, creo que tiene el nivel máximo a nivel mundial como talento, como jugador y como persona, y es verdad que, por los motivos que no merece la pena ahora entrar en ellos, la relación entre el 'míster' (Diego Simeone) y él, los minutos jugados y su motivación en el momento actual hacen pensar que lo razonable para el club es que, si hay alguna opción buena para el jugador, para el club y para, por supuesto, el club donde pueda ir, al menos analizarla", aseguró en declaraciones a 'TVE' en Doha, donde se encontraba en calidad de vicepresidente de LaLiga. «A mí, personalmente, me encantaría que continuara, pero creo que la idea del jugador ahora mismo no es esa», confirmó el máximo accionista del Atlético de Madrid.
El padre del jugador ha frecuentado el Cerro del Espino, donde entrena el equipo, en las semanas previas a la Copa del Mundo. El Mundial tendrá mucho que ver en el calibre de la oferta que pueda llegar a las oficinas rojiblancas. Será decisivo para su salida del Atlético, que podría producirse días después de su vuelta a Madrid. Así se lo transmitió Mendes a Joao antes de viajar a Qatar. Entre la Premier y el PSG, que perderá a Messi en junio, podría estar la solución. Aunque hasta ahora, la selección tampoco presagiaba nada bueno para él.
"Le ha venido bien que Cristiano no esté bien"
«Hasta este Mundial, su integración con Portugal ha sido muy complicada por una cuestión de sistema. Jugaban un 4-3-3 y como extremo le dificultaba bastante. Incluso jugar con Cristiano tampoco le resultaba sencillo. Santos no daba con la tecla. Pero el cambio a un modelo más asociativo le ha venido bien a Joao Félix», explica Pedro Barata, periodista del periódico portugués Expresso. «Hasta ahora, Joao siempre era un sí, pero no. Jugando con Cristiano nunca había tenido un gran partido. Contra Ghana, al fin sucedió algo diferente», añade.
La lupa en la tierra natal del futbolista es muy diferente a la que existe en España. «Joao no es el tipo de jugador que a Fernando Santos le entre por los ojos, pero algo ha cambiado con ese retoque táctico. Quizás hasta le esté viniendo bien que Cristiano no pase por su mejor momento. Hay mucha esperanza en él y el partido ante Ghana le sirvió para recordar a la gente que sigue ahí», concluye Barata.
Joao ha jugado como titular tres de los cuatro partidos de Portugal (ante Corea del Sur lo hicieron Cristiano y un puñado de suplentes). Incluso marcó en el estreno mundialista ante Ghana, transmitiendo buenas vibraciones sobre el césped. Como quien se exhibe en un lujoso escaparate a la espera de poner a algún postor a sus pies. 27 partidos suma desde aquel primer día con la selección lusa, durante las semifinales de la Liga de Naciones de 2019. Fernando Santos, el seleccionador, le dejó en el banquillo durante la final y ganó su primer título desde el banquillo.
Una Eurocopa lastrado
En su primera cita de pedigrí, la Eurocopa del año pasado, a la que accedió ocupando la última plaza disponible, sólo pudo jugar 27 minutos, en la noche de la eliminación en octavos ante Bélgica. Tenía el tobillo derecho hecho jirones desde marzo y acabó siendo operado por el doctor Van Dijk en Oporto, horas después del batacazo.
Su vida en el combinado nacional nunca resultó sencilla. Unas veces por el técnico. Otras, por las lesiones y su irregularidad. Pero, también, porque en Portugal hay mucho y variado talento arriba. Léase Rafael Leao, Bruno Fernandes, Bernardo Silva, André Silva o CristianoRonaldo por delante de él. Incluso Diogo Jota, que podría haber reducido sus minutos de haber estado disponible en Qatar.
Joao vive radiante este Mundial, liberado de algunos de los desvelos que trajo de Madrid. Aquí recoge los frutos de aquella minuciosa puesta a punto veraniega en Ibiza, antes de la pretemporada del Atlético, donde a las 9.00 de la mañana, saliera o no la noche anterior, tenía a un preparador físico al otro lado de la puerta.
Tras la apabullante victoria de Portugal ante Suiza (6-1), Joao Félix, que regaló dos asistencias, ambas al emergente Gonçalo Ramos, y fue uno de los destacados de la noche, insistió en que se encuentra centrado en la selección, con la que buscará las semifinales el próximo sábado frente a Marruecos. "Estoy en el Mundial, después hablamos del Atleti". A su vuelta de Doha, le tocará hacerlo.
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