La Estrada de Valladares brilla mucho más desde ayer, pues una de sus casas, conocida en la parroquia como Villa Meira, organizó el encendido de Navidad, que este año y a petición popular fue acompañado por una gran fiesta para todo el barrio con chocolatada para los más pequeños.
Juan es el portavoz de la familia y uno de los máximos responsables de este alumbrado navideño que suma casi 8.000 bombillas, aunque admite que la mayor ‘culpable’ es “la abuela de mi mujer, que me devolvió ese espíritu de Navidad”. Como él mismo cuenta, su padre tenía la tradición de montar grandes alumbrados festivos en su casa, pero una vez se casó y se fue a vivir con la familia de su esposa, fue perdiendo esa costumbre hasta hace cinco años. Hoy en día, el encendido es todo un acontecimiento en la parroquia viguesa.
“Cada año fuimos poniendo un poquito más hasta llegar a las casi 8.000 bombillas de este, de las que sólo 1.600 están en el árbol”, comenta Juan, que se declara “fanático” de la Navidad y confiesa que le encanta ver cómo sus vecinos, pero sobre todo los niños, disfrutan con los adornos festivos: “Entran muy ilusionados, se sacan un montón de fotos y yo soy el hombre más feliz del mundo”.
Este año, las estrellas del alumbrado son unos cascanueces de casi dos metros y medio de alto y un trineo con renos que llegó a la casa “a petición de mi suegra”, señala Juan. También añadieron más proyectores y alumbraron nuevas zonas de la casa. “Hemos tirado la casa por la ventana”, bromea, “pero es sólo un mes y le va a traer alegría a muchos”, por lo que el esfuerzo vale la pena.
La principal preocupación es, cómo no, el precio de la factura. “Nos asusta un poco, pero como somos tres casas las que organizamos todo esto hemos hecho un pequeño bote para pagarla”, indica.
Vecinos de toda la parroquia acudieron ayer a este acontecimiento que cada año congrega a más personas en la que ya es, con mucha diferencia, la casa más navideña de Valladares.