Eso supondría que el dispositivo estrella de Apple cayera entre 4 y 9 millones de unidades en el trimestre en el que además se concentra más de un tercio de sus ventas
La crisis política en China tiene implicaciones muy directas para la economía mundial. Un ejemplo: sólo las protestas en la fábrica de la empresa taiwanesa Foxconn en la ciudad de Zhengzhou podrían hacer que la fabricación de iPhones caiga entre un 5% y un 10% este trimestre, según ha estimado Daniel Ives, de la gestora de fondos Wedbush.
Eso supondría que el iPhone, que es el producto estrella de Apple (la empresa con más valor en Bolsa del mundo), cayera entre 4 y 9 millones de unidades en el trimestre en el que además se concentra más de un tercio de las ventas de ese dispositivo, que a su vez supone en torno al 47% de la facturación de Apple.
El problema, además, se agudiza porque el mes pasado Apple recortó sus previsiones de ventas de iPhones para este trimestre en algo más de un 3%, al pasarlas de 90 a 87 millones de unidades. Así que, de materializarse la previsión de Wedbush, las ventas del teléfono móvil de la empresa podrían no llegar a los 80 millones de unidades. La fábrica de Foxconn en Zhengzhou se especializa en la producción de los modelos de iPhone más demandados, los 14 Pro y Pro Max, según la agencia de noticias Bloomberg. Las protestas en la instalación comenzaron en el mes de octubre, y ahora se están extiendo a otras ciudades chinas.
Las dificultades de Apple se reflejaron ayer en el precio de la acción de la empresa, que caía un 2% a media sesión, pero no son más que un reflejo del impacto de China en la economía mundial. El gigante asiático genera cada año alrededor de un tercio del aumento del PIB de toda la Tierra, y las protestas populares llegan en un momento en el que Pekín afronta una profunda crisis del mercado inmobiliario, un bloqueo en la transferencia de microchips avanzados de Estados Unidos, y los confinamientos del Covid-19. Apple y Tesla -el mayor fabricante de coches eléctricos del mundo- obtienen un 24% de su facturación en China, lo que las hace muy vulnerables a los acontecimientos en ese país.
En el largo plazo, las protestas refuerzan la idea de que China, que hasta ahora había ido un remanso de estabilidad política, presenta cada vez más riesgo. Las empresas occidentales están reduciendo su exposición al gigante asiático, y Apple es un buen ejemplo de ello. La compañía que dirige Tim Cook planea este año empezar a fabricar iPhones en India, uno de los mayores rivales regionales de China, y está reforzando también su presencia en Vietnam.
Por si eso fuera poco, el fin de semana de protestas en China llega justo cuando la Unión Europea y el G-7 están tratando de acordar un tope al precio que pagarán por el petróleo ruso, una decisión que debe ser tomada el lunes de la semana que viene. La UE, además, va a prohibir la importación de petróleo de Rusia por vía marítima. Tras caer debido al posible impacto de las protestas en China en la demanda, el precio del petróleo se recuperó ayer porque el cartel de los productores (la OPEC+) planea nuevos recortes de la producción para su reunión del domingo en Viena.
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