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Aquellas tormentosas asambleas del PSOE en Vigo y sus imágenes

Los periodistas algo corridos, como yo mismo, solemos disponer de un repertorio documental de fotos, recortes, papeles y vivencias de nuestros tiempos activos, que son un caudal con que entretenerse en la jubilación y vivero de recursos si a uno, como el que suscribe, le da por seguir escribiendo y contando los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa. Y así fue que me he topado, revisando carpetas, con una serie de fotos e instantáneas de los años ochenta, donde tanto dieron que escribir y contar los avatares de la vida interna del PSOE de Vigo, donde confrontaban los partidarios de Manuel Soto con la corriente que representaban los partidarios de Miguel Barros.

Estos últimos discrepaban de la línea del primer alcalde democrático que tuvo Vigo que, como ahora Abel Caballero, disponía de una amplia y leal parroquia dentro del partido, y otra no menos oposición. Se decía que para salir triunfador de las asambleas se alistaban nuevos militantes que aparecían para votar y nunca antes ni después volvían a ser vistos dentro de la vida orgánica. Tenía entonces una sede el PSOE local, piso en la calle del Príncipe donde estuviera anteriormente Radio Vigo, por lo que era un lugar céntrico y asequible.

Entre sus leales contaba Soto, según sus opositores, con un conocido mamporrero que no dudaba en actuar con contundencia física ante la discrepancia. Y ahí están los testimonios que hablan por sí solos de cómo eran las cosas en aquel tiempo, por insólita que parezca. Si alguna vez a alguien se le ocurre escribir la historia del PSOE local en sus diversas etapas, los periodistas de mi tiempo que guardamos fotos y documentos podemos aportarles valiosos elementos para construir el relato, siempre y cuando quieran conocer la verdad.

Aquellos hechos vergonzosos, empero, no podían ocultarse, porque los fotógrafos presentes eran capaces de tomar las imágenes de aquellos enfrentamientos y del modo en que se impedía a la oposición mostrar sus discrepancias que sólo se admitían hasta cierto punto. Los resultados de aquellas asambleas, dada la incorporación de oportunos recién llegados era el que cabía esperar. Les guste o no les guste eso forma parte de la propia historia del partido, por lo que llamaba más la atención que dentro del mismo se pudieran producir tan notables ejemplos de prácticas no precisamente democráticas o socialmente aceptables.

Lo bueno de los archivos fotográficos es que permiten mostrar como pruebas irrefutables aquellas escenas a las que me refiero y que denotan cómo se las gastaban algunos. Alejado del tráfago cotidiano no sé yo ahora cómo serán las cosas, aunque soplan vientos de la oposición a Caballero que evocan la repetición de viejas disfunciones como en aquel pasado. Lo cierto es que no consta que la citada agrupación no sea otra cosa que una balsa de aceite sobre la que puede navegar plácidamente el alcalde de la ciudad.

Empero, los principios y doctrina que, desde que fue fundado, sostienen el edificio ideológico del PSOE insisten en el derecho a la discrepancia, a la libertad de expresión interna dentro de los cauces ordinarios establecidos por los estatutos y reglamentos, por lo que aquella vieja guardia pretoriana del pasado no era precisamente concorde con tales principios.