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Dejen en paz a la infancia

Cuando se tratan desde el punto de vista político temas de gran envergadura y de máxima importancia, frecuente es que se pidan "Pactos de Estado" que coloquen el tratamiento de los mismos fuera de interpretaciones exclusivamente partidistas. El tratamiento de los problemas de la infancia debería estar a la cabeza de tales planteamientos.

El momento actual en este sentido es especialmente delicado y algunas campañas supuestamente feministas que tratan de "orientar" a nuestras niñas sobre sus orientaciones sexuales y los aspectos exclusivamente lúdicos de tal sexualidad desde su más tierna infancia, pueden resultar escandalosas para cualquier adulto dotado del más elemental sentido de protección a la infancia.

Porque el ser humano tendrá muchos defectos considerado en su animalidad, como su falta de control de la agresividad social o individual, pero desde luego resulta ser un excelente progenitor.

Es posible que la naturaleza nos haya dotado de grandes instintos protectores de nuestras criaturas como respuesta a los ingentes cuidados que estas necesitan durante su largo periodo de crianza y maduración. Tales necesidades de cuidados se extienden hasta la superación de la adolescencia.

Es cierto que a pesar de la excelencia de los comportamientos de protección y defensa de las crías que muestra la especie humana, existen también individuos aberrantes con conductas criminales que son capaces de atentar contra niños y niñas incluso en edades infantiles. Tales especímenes resultan especialmente execrables y así lo demuestran las calificaciones penales que tales conductas merecen.

La persecución de dichas actuaciones criminales por parte de los especímenes peligrosos para la infancia no se refiere solamente a los actos de agresiones directas, sino incluso a las actitudes o posesión de materiales que hacen de manera explícita ostentación de falta de respeto a la inviolabilidad de la intimidad infantil. La llamada pornografía pederasta es, con toda justificación, un gravísimo delito.

Abundando en lo anterior, cabe suponer si la posesión en cualquier ordenador privado de los dibujos y otros materiales previstos para la supuesta orientación sexual de los juegos de niñas de cortísima edad a los que se ha opuesto el Consejo General del Poder Judicial de Cataluña, sería considerada delito de pederastia, incluso aunque no llegara a divulgarse.

La orientación sexual de la infancia debe ser objeto de tratamiento científico, apolítico y respetuoso.

La lentísima maduración sexual de niños y niñas no puede ser tratada por los adultos de manera irreflexiva o indocumentada. Es mucho lo que nos jugamos en relación con el bienestar de nuestros herederos del planeta.

A lo largo de dicha maduración, diferentes hormonas se producen y entran en equilibrio, incluso mucho antes de que llegue la pubertad, y las gónadas produzcan hormonas sexuales principales: andrógenos, estrógenos y gestágenos.

En edades previas a dicho momento crucial para el desarrollo físico y psicológico, otros mensajeros químicos, procedentes en su mayor parte de las cápsulas suprarrenales van actuando de manera progresiva preparando a niños y niñas para que la llegada de los acnés y los sueños adolescentes se vayan desarrollando sin brusquedad. Demasiado complejo para ser interpretado de manera sectaria o indocumentada.

Los orientadores adultos, empezando por los padres y siguiendo por los profesores no debemos equivocarnos porque, insisto: la infancia tiene derecho a ser protegida. No es cierto que los niños y las niñas sean exactamente iguales ni física ni mentalmente y que las diferencias sean creadas por la orientación educativa. ¿Alguien será capaz de negar la existencia de las hormonas y de sus efectos?

A lo largo de la maduración sexual no todo será sencillo. De manera inevitable aparecerán las disforias sexuales, con un porcentaje de niñas y niños que necesitarán mucho respeto y mucha ayuda para que su situación no desemboque en una tragedia. Absténganse de intervenir indocumentados y sectarios.

Los profesores de Biología que hemos trabajado con adolescentes sabemos mucho acerca de la forma en que deben ser tratados los temas relativos a la sexualidad durante el final de la infancia y la adolescencia; a grandes rasgos se trata de basar cualquier planteamiento en fundamentos científicos, y así lo encarecían organismos como la Unesco.

Bien es verdad de que se trata de cuestiones interdisciplinares en cuya orientación deben influir no solo la biología, sino la psicología, la sociología y la pedagogía en general. Si no se está capacitado, es de agradecer la abstención, sobre todo la ejecutiva y legislativa incluso aunque las opiniones, y lo que es peor los decretos y las leyes, procedan de las autoridades ministeriales.

En definitiva estamos tocando sagrado. Son nuestros niños y nuestras niñas, estas ahora especialmente afectadas por las impresentables campañas sectarias.

Dejen en paz a la infancia que es lo mejor que tenemos de cara al futuro.

Miguel del Pino, catedrático de Ciencias Naturales

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