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Este Racing ya no tiene fuerza

Este Racing ya no tiene fuerza. Como botella de refresco abierta hace rato. Como Sansón sin melena. Como tormenta venida a menos. Alguien ha estado engañando aquí. O el equipo de Guillermo Fernández Romo es el de las cuatro primeras jornadas y de los tres últimos encuentros y no el de la racha de ocho partidos sin perder o lo de ayer era una mala broma. Que de jocosa no tiene nada, porque hoy la Ponferradina puede mandar a los verdiblancos de vuelta a los puestos de descenso. La derrota frente al Lugo, merecida. No hay más que decir.

Una mujer tenía en su casa una foto de su boda. Pero la cara de su ya exmarido la había tapado con un recorte del rostro del galán de las telenovelas venezolanas en los ochenta y los noventa Carlos Mata. Algo así suelen ser las alineaciones de Guillermo Fernández Romo, pero sin despecho. Sólo cambia su once cuando se ve obligado. Cromo por cromo, y a seguir. A falta de mediocentros sanos más allá de Íñigo Sainz-Maza le dio el llavero –las llaves las debía tener alguno de los ausentes– de la sala de máquinas a Arturo Molina. Además, otro bebé que le dejó otra baja. El pequeño Mikel nació minutos antes del encuentro y su papá, Unai Medina, estaba donde tenía que estar. Así, Dani Fernández fue titular en el lateral derecho. Lo demás, lo habitual. También el retornado Pombo a la mediapunta. Otro padre flamante. El Racing no marca goles, pero sube la natalidad.

0 Racing

Parera, Dani Fernández, Satrústegui (Saúl García, min. 71), Pol Moreno, Rubén Alves, Íñigo Sainz-Maza, Arturo Molina (Peque, min. 83), Mboula (Alfon, min. 62), Íñigo Vicente (Matheus Aiás, min. 46), Pombo y Sekou Gassama. (Marco Camus, min. 71)

1 Lugo

Whalley, Ze Ricardo (Lebedenko, min. 62), Clavería, Juanpe, Sebas Moyano, Torres, Loureiro, El Hacen (Carbó, min. 77), Alberto, Cuellar (Calavera, min. 77) y Chris Ramos (Manu Barreiro, min. 86).

  • Equipo arbitral: Sánchez López (Murciano), asistido en las bandas por López López (Murciano) y Mira García (Catalán). Cuarto: Alberola Rojas(Castellano - Manchego); VAR: Ocón Arráiz (Riojano) y AVAR: Caparrós Hernández (Valenciano).

  • Goles: 0-1, min. 62: Chris Ramos.

  • Amonestaciones: Amarilla a los visitantes Ze Ricardo, Calavera, El Hacen y Juanpe.

  • Incidencias: Campos de Sport de El Sardinero. Realizaron el saque de honor los campeones del mundo júnior de patinaje artístico India Rojo, Gerardo Berciano, David Gutiérrez y César Tazón. En el descanso se homenajeó a los voluntarios del club.

Afortunados los de Tribuna Este y parte de los de aquella Preferencia, acariciados por los rayos del sol. Porque el partido empezó tan frío como el día. En el terreno de juego y en la platea. Hasta que en la aún vacía Gradona hicieron retirar una pancarta que rezaba: «Venimos por el escudo». A alguien le debió parecer peligrosísima. El lema regresó minutos después, impreso en tres piezas distintas y con la Preferencia Norte ya ocupada. Performance completada. Un disparo de Chris Ramos enviado a córner por Parera fue lo más potable sobre el verde. Y el Racing, nervioso.

Menos mal que el Lugo no anda para muchas historias. Pol Moreno cometió un error impropio de él. Grave. Era el último, cerca de una banda, y le entregó el balón al rival. La pelota llegó al segundo palo, donde entraba Sebas Moyano con todo a favor y la mandó, de forma casi inexplicable, al lateral de la red. Pombo intentó administrar un poco de Trankimazin a su equipo con un tiro desde la frontal, difícil, que Whalley repelió como pudo.

El fallo de Pol Moreno no iba a ser el único. Repitió apenas unos minutos después. Mal control dentro del área y de nuevo el esférico para Sebas Moyano. El cordobés ayer era como Chris Dudley. Iniciado en los Cleveland Cavaliers, era ese jugador de baloncesto al que le hacen las faltas personales para que lance los tiros libres. Un 31,9 por ciento de acierto en la 1989-90 de la NBA. Otra buena oportunidad para el Lugo, esta vez desbaratada por un Parera atento. Todas a Moyano. Pombo probó otra vez. Ahora, al palo largo, con la misma reacción del meta albivermello.

No iba ni media hora. Ysi del primer tiempo no les contamos más es porque no ocurrió más. Bueno, algo de sonido de viento después de un remate nefasto de El Hacen en el área verdiblanca. Ah, y un disparo lejano de Sebas Moyano, raso y fácil para Parera. Intentó el triple. Se han visto mensajes navideños del Rey mucho más emocionantes. Sólo que en El Sardinero, de momento, ni orgullo ni satisfacción.

Romo debía andar moscatel y amagó con hacer tres cambios: Marco Camus, Mantilla y Matheus Aiás. Al final, sólo sacó al brasileño, en sustitución de un Íñigo Vicente que andaba tocado. Dos delanteros y Pombo caído a la banda izquierda. Un disparo del paulista, muy centrado, fue lo primero de un segundo tiempo en el que el Racing mandaba de forma inane. Más útil era lo del Lugo. Paso atrás y ocasión clarísima. Chris Ramos remató alto en una buenísima posición.

Si Moyano era Dudley, Chris Ramos era Wilt Chamberlain. Lo de los tiros libres también se le atragantaba, pero luego... El gaditano falló una clarísima. A dos metros de la portería. Por encima del travesaño. En la siguiente jugada, mate. Un error del recién renovado Parera le dejó el balón para empujar con la cabeza al ariete. Por seguir el símil de la pelota naranja, el Racing cada vez se parecía más a los desastrosos Charlotte Bobcats de 2012. Y en la grada empezaron a acordarse de los atributos masculinos.

Pombo, referente

Pombo era el único con un poco de imaginación. Chocolate blanco. El aragonés la pegó con la izquierda, con rosquita, y el balón se estrelló cerca de la cruceta. La gran esperanza verdiblanca. Romo movió el banquillo. Antes había sacado a Alfon por Mboula. Marco Camus entró en el extremo izquierdo, devolviendo a Pombo a la mediapunta. Sekou Gassama, fuera. Y Saúl García sustituyó a Satrústegui.

No mejoraron nada las sustituciones. Así que el técnico verdiblanco siguió aporreando teclas. Pombo pasó ya por su tercera posición de la tarde. Ahora, mediocentro. Peque reemplazó a Arturo Molina. A ver si el chaval se inventa algo, porque madre mía. La Gradona hacía rato que no cantaba. No como protesta, sino porque el partido no invitaba. Las manos estaban mejor en el bolsillo, a resguardo, la verdad. Matheus Aiás cabeceó un córner. Más blando que un peluche de Winnie de Pooh. Pocas paradas más fáciles habrá tenido Whalley en su carrera.

El árbitro tenía prisa y dijo que cuatro minutos más. Algo más se había perdido, pero, o había quedado o le parecía, no es para menos, que ya había sido suficiente tortura para el personal. Moyano falló otra, por no faltar a la tradición.

Y aunque habría sido inmerecido, Rubén Alves tuvo el empate para el Racing. El central andaba haciendo ya labores de delantero de urgencia y un mal centro de Saúl con la derecha, después de varios rebotes, le cayó al hispanobrasileño, que remató flojo y raso. Idóneo para el portero. Mientras, el equipo cántabro, por no ser capaz, no lo era ni de mandar pelotazos a la desesperada. Sin centro del campo;sin iniciativas de reacción desde el banquillo; sin recursos imaginativos ni materiales; sin ánimo... Así se acabó. Con una modesta pitaduca en los Campos de Sport. Además de con una sensación de abatimiento que será difícil de levantar. Y esta semana, con otros dos duelos ante rivales directos, se vienen curvas. El Racing, que haga como la señora del retrato de boda. Que se ponga una cara más bonito, porque pinta feo, feo.