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“Estoy asumiendo la plata, es la mejor temporada de mi vida”

Rodrigo Conde Romero (Moaña, 3 de septiembre de 1997) obtuvo, junto a Aleix García, la medalla de plata en el Mundial de remo en la prueba del doble scull el domingo. Es la primera presea mundialista del moañés tras pasarse al peso absoluto desde el ligero y, además, le asegura entrar en el programa ADO para preparar con tranquilidad los Juegos de París, para los que debe clasificarse en 2023. “Es un logro que cuesta asumir”, admite sobre el resultado cosechado en Racice.

¿Cómo vivió estas horas?

Después de un resultado como éste, no te lo acabas de creer  y nunca lo vas hacer. Es un logro que cuesta asumir. Terminó la temporada y ésta ha sido la mejor de toda mi vida. Estoy asumiéndolo.

¿Pensaba estar tan arriba?

La verdad es que, después de las Copas del Mundo y el Europeo, teníamos la seguridad de que lo podíamos hacer. Si llegábamos en las condiciones óptimas, sabíamos que podía ser un campeonato especial. Y así fue. Desde la primera regata, nos encontramos como toros. 

Viendo la final, fueron en progresión, ¿lo tenían previsto?

Es nuestro perfil de regata. Los rivales son de más edad que nosotros, llevan más años de entrenamiento y, en resistencia, nos ganan. Pero nosotros tenemos un plus de potencia. En la zona media nos cuesta más, pero en las puntas -salida y final- podemos dar un plus de velocidad que ellos no tienen.  Era nuestra opción para dar un sustito y nos quedamos a un segundo del primero. 

Ganó Francia, que hizo una primera mitad de regata muy fuerte, ¿siempre compite así?

Sí, sí. Es su estilo. Es gente muy fuerte y experimentada. Dos estrellas del remo porque tienen títulos del mundo y en los Juegos. Estar a un segundo y medio de ellos, confirma el buen estado de forma que pudimos conseguir. 

Viendo las imágenes, terminaron muy vacíos. 

Nos nos quedaba nada dentro. Estaba deseando que terminara porque igual Australia nos volvía a pasar. La última palada que podíamos dar fue la que sirvió para cruzar la meta. Fue una competición inteligente y no nos quedaba nada más. En el tiempo que llevamos, nos pudimos compenetrar bien y hay mucho trabajo detrás, en el entrenamiento y en lo referente a la visualización de la regata. Nos entendemos bien los dos y también con el entrenador. Sabíamos lo que había que hacer, lo repetimos cincuenta veces durante el año y no había margen de error. Era cuestión de hacerlo la vez cincuenta y una. 

¿Tienen que hacer trabajo psicológico para no ponerse nerviosos cuando los otros rivales les ganan distancia?

Es una de nuestras características. No nos sacan de nuestra remada porque sabemos que, con ella, vamos a estar arriba. Aunque se nos escapen, tenemos la confianza de que el último 500 lo tenemos más rápido y los podemos coger. Es un trabajo muy largo, de muchas horas y de pasar momentos complicados. La exigencia que nos ponemos en el día a día es muy alta. Llevamos año y medio juntos, que es poco tiempo. Si llegamos a este nivel, es por la exigencia que nos ponemos el uno al otro. Igual esta autoexigencia no nos permite disfrutar todo lo que deberíamos del proceso, pero que lleguen los resultados es lo que vale. 

¿Cómo se encuentra en el peso absoluto, sin tener que estar pendiente de la báscula?

Tras un Campeonato del Mundo de este nivel, físicamente terminas muy tocado. Necesitas una semana de relax para poder volver a retomar los entrenamientos, pero ahora llegan las vacaciones. Y tengo que estar una semana parado. Es cierto que di un salto de calidad de vida increíble. Incluso se nota en los resultados, que son muy buenos. Al no estar ‘capado’ por la deshidratación y los límites de la alimentación, tengo energía de sobra. 

¿Disfruta más los entrenamientos?

Ahora, para mí, es un deporte distinto. Parece que me dedico a otra cosa. Ahora, entreno para ser mejor y antes, tenía que pensar en lo que iba a perder en la sesión para conocer lo que podía beber y comer. Y eso no te permite centrarte en lo importante, que es ir rápido en el barco. Este año, sigo hablando con el nutricionista, pero sin una dieta específica. Sí que cuido la alimentación, pero sin algo pautado. De cara a los Juegos Olímpicos, será algo que seguramente recuperaremos. 

¿Cuánto pesa más que en el peso ligero?

Quince kilos más. El ligero de competición son 70 kilos y en este Mundial estoy en 85. Soy otra persona. Veo las fotos que tengo guardadas en el ordenador y hasta me da cosita. Antes lo veía normal, porque era como estaba siempre, pero ahora lo observo y parezco el doble que el de antes.

En 2023, el gran objetivo será el Mundial preolímpico. 

Sí, es el Campeonato del Mundo clasificatorio. A trabajar igual o un poco más fuerte que este año. Y con las ideas claras. Tendremos el proceso selectivo porque, como es habitual, cualquier deportista tiene la oportunidad de meterse en el barco, pero tiene que presentarse a las pruebas que organice la Federación. Como en los últimos años. Si aparece algún barco más rápido que nosotros, tiene todo el derecho de subirse al bote y remar él.

 Parece muy difícil. 

Yo, sinceramente, creo que es imposible. Pero siempre puede pasar. 

¿Notó que los rivales se dieron cuenta de que ya estaba a su nivel?

En la primera Copa del Mundo, en el podio, tuvimos una charla con los hermanos Valent y Martin Sinkovic y fue pensar: “Dios. Nuestros ídolos nos acaban de decir: seguir entrenando, pero no mucho, que si lo hacéis, nos vais a acabar ganando”. Y, mira, al final de la temporada se cumplió su pronóstico y les ganamos. 

¿Notó algo menos de nivel en la categoría al ser un año postolímpico?

No creo que ningún equipo haya aflojado, la verdad. Es cierto que las Copas del Mundo no se preparan igual, pero creo que en el Mundial todo el mundo quiere hacer un gran resultado porque de ello dependen las subvenciones y los politiqueos diversos.

Con esta plata, ¿entran en el plan ADO (Ayuda al Deporte Olímpico)?

Sí, sí, solo faltaría. Hasta el duodécimo en el Mundial tenía acceso al plan ADO. Está genial y, para nosotros, el subcampeonato nos cambia un poco todo. Tanto yo como Áleix García somos culos inquietos, que nos gusta ver cosas, y ya tenemos en mente alguna inversión y así. Esto es una ayuda increíble para empezar con todo esto. Otorga mucha tranquilidad.

Estamos terminando septiembre, ¿hay ganas de descansar?

Sí, sí. Hicimos más de un año de temporada. Se hizo bastante larga, pero también rápida porque hace nada estábamos en enero y ahora ya terminamos la final. En unas horas, viajo hasta Vigo para pasar unos días. La próxima temporada estaré, sobre todo, en Sevilla, que es la base de la selección. Haré concentraciones específicas en altura, en Sierra Nevada, y espero que me dejen también entrenar en Laias (Ourense), que es un lugar increíble para hacerlo, y en Catalunya, que tendremos concentraciones puntuales allí.