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Galicia desvela que Revilla se descolgó de la alianza por el corredor Atlántico en 2017

Los presidentes de Galicia, Alfonso Rueda, y Asturias, Adrián Barbón, abordaron el tema del corredor Atlántico en un reciente encuentro. / Damián Arienza

La reivindicación de esa red ferroviaria surgió de una iniciativa de cámaras de comercio y empresarios en la que también participó Cantabria

El Gobierno regional volvió a dejar claro esta semana su desinterés por formar parte del corredor Atlántico. Miguel Ángel Revilla no pudo expresarlo de forma más directa hace unos días: «Que no nos hablen de Galicia y Asturias. No nos dispersemos con conexiones que no van a ningún sitio. Cantabria tiene su mapa ferroviario perfectamente diseñado y nuestra dependencia económica está en otra parte». Con esas palabras, que sonaron tan duras, el presidente regional quería decir que Cantabria busca su conexión con Europa a través de Bilbao, la línea que ahora se ha convertido en prioritaria, y que su futuro económico mira hacia el Este.

Esas declaraciones se producen justamente cuando las comunidades que pelean por el corredor ferroviario Atlántico –Asturias, Galicia y Castilla y León– se han propuesto intensificar sus esfuerzos para que su ejecución no se retrase respecto al que se proyecta por el Mediterráneo, una red de similares características que recorre todo el Levante español, desde Algeciras hasta Francia, y que discurre por Cartagena, Murcia, Valencia, Sagunto, Tarragona y Barcelona, A diferencia de lo que sucede en la Cornisa Cantábrica, todas las regiones del Mediterráneo apoyan con entusiasmo la idea, contando además con la adhesión del lobby empresarial. Ya han conseguido que el Ministerio de Transportes se comprometa a finalizar el trazado en 2026.

Lo curioso del caso es que los impulsores del corredor Atlántico no parecen echar en falta la unión de Cantabria para dar fuerza a su reivindicación: desde el Principado rehusaron hacer comentarios a las manifestaciones de Revilla, una reacción similar a la de Castilla y León –«La valoración sobre la postura del Gobierno cántabro sobre el corredor Atlántico le corresponde al Gobierno cántabro», indicaron fuentes de la Junta, eludiendo cualquier polémica–. Sin entrar tampoco a criticar al Gobierno cántabro, la Xunta reconoció que no cuenta con él. «La alianza por el corredor Atlántico se hizo en 2017 con Asturias y Castilla y León: en ese momento se le dijo también a Cantabria, pero se descolgó. Desde ese momento desarrollamos un trabajo conjunto con el objetivo de reforzar las infraestructuras. Al no contar con Cantabria, las tres comunidades constituyeron esa alianza, para poder hacer más fuerza. Seguimos trabajando desde entonces, cada uno con la estrategia logística de su comunidad y coordinadas: se identifican los principales problemas y carencias de la red para determinar cuáles son las actuaciones prioritarias».

Un desinterés justificado

La justificación del desinterés cántabro por el corredor del Noroeste se debe a su propio trazado: mientras el dibujo del corredor Mediterráneo corre junto a la costa, el del Noroeste se conecta a la línea que une Bilbao, Vitoria, Palencia, León y Valladolid, antes de desviarse hacia Portugal. Según defiende Miguel Ángel Revilla, la región no necesita luchar por su inclusión en el corredor porque ya está en él: gracias al compromiso del Gobierno de España de tener funcionando el tren rápido a la Meseta en los próximos años, la Comunidad Autónoma tendrá acceso a esa red a través de Castilla, para conectarse hacia el oeste con Portugal y hacia el este hasta la frontera francesa, lo mismo que Asturias y Galicia. De ahí que dirija todos los esfuerzos en llegar a Europa por el trayecto más corto, que sería posible a través de un tren rápido a Bilbao, un proyecto que Bruselas planea tener ejecutado para 2050, y que el Gobierno pretende adelantar a 2040, ante la imposibilidad de incluirlo entre los que la UE considera prioritarios y que estarán terminados una década antes.

Lo llamativo del caso es que Cantabria fue una de las impulsoras del corredor a través de la Plataforma para el Impulso de la Logística en el Noroeste, integrada por empresarios y representantes de las cámaras de comercio de la región y también de Galicia, Asturias y Castilla y León. A pesar de ello, cuando en octubre de 2017 se estableció la alianza entre los gobiernos de las regiones concernidas, Cantabria ya no estaba allí.

Tampoco encontró mucho más eco la petición de un tren de ancho internacional que conectase los puertos del Norte, realizada por esas fechas por sus propios presidentes, entre ellos Jaime González, quien en entonces estaba al frente del de Santander.