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Hacer de la necesidad virtud

El Verín impone su poderío en las áreas para deshacerse con dos goles en apenas diez minutos de un blandito Barbadás

El que más necesitaba los puntos fue el que los consiguió. Lo que tenía que hacer el Barbadás en esta primera fase ya estaba hecho, el Verín sí necesitaba rematar la faena. Y se notó, mucho, sobre todo en la primera parte. Ganaron por eso los de Vilachá y porque fueron mejores en las áreas, además de un imponer un poderío, sobre todo en la primera parte, que a los de Agustín Ruiz les costó contrarrestar. Dos goles en diez minutos decidieron en fin en el Arjiz.

Después de diez minutos de ni para ti ni para mí, Isma tuvo el gol en la mano. Encaró bien y sobre todo recortó mejor, quedándose mano a mano con el portero ya dentro del área. El rechace de Jorge Salgado lo cazó Gabri, que ganó la línea de fondo y puso una pelota paralela a la línea que era gol o gol solo con que una bota tocase la pelota. Ninguna lo tocó, ronroneos en la grada.

A partir de ahí, como si le hubiese pegado una descarga, el Verín empezó a hacerse con el juego. Tuvo mérito, porque además de al Barbadás debió sobreponerse a la matraca de su propio entrenador, el Saras Jasikevicius del fútbol provincial ourensano, con Maxi y Aitor como principales muñecos de su pim, pam, pum.

Isma aparte, todo el potencial ofensivo del Barbadás se redujo a un intento de David Soares desde la frontal del área ya cuando el partido caminaba 2-0. Mantenido a raya pero sin sufrir apenas, el problema lo tuvo sobre todo atrás, al punto que los dos goles llegaron después de varios remates ante su incapacidad para alejar la pelota.

Una falta de Mouriño bien interceptada por Pablo había sido todo el sofoco, hasta que la pelota cayó en el lado izquierdo del ataque, donde el 19 puso un buen balón que Luis Ossorio no fue capaz de empalar con una chilena. El más espabilao fue Carnero, que la colocó en la red. Se jugaba el minuto 22.

Diez minutos después llegó el segundo. Ni siquiera con un lanzamiento previo de Carnero que se fue rozando el poste espabilaron los visitantes, atónitos ante el pelotazo de Miguel Vilachá, el tercero en una misma jugada.

La segunda parte fue un dejarse ir del Verín ante un quiero pero no puedo del Barbadás. Nada pasó, lo mejor para el que iba ganando, que incluso pudo haber redondeado el triunfo con el golpeo lejano de Aitor que se perdió cerca del palo.

Vilachá resoplaba ante lo lento que pasaban los minutos, esto es fútbol y no baloncesto y no cuenta con tiempos muertos. Pero los gestionó bien,  buena victoria ante lo que vendrá.