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Incendios forestales: la plaga que no cesa (II)

Clasificación de los incendios forestales por peligrosidad

Esta es una escala que utilizan las autoridades para clasificar cada incendio y aplicar el protocolo correspondiente para su manejo y extinción. Los niveles de incendio se determinan en base a sus proporciones, al estado de la vegetación, la situación meteorológica, el riesgo de afectar a la población humana, etc.

En España los niveles van del 0 al 3. De los niveles 0 y 1 se ocupan las autoridades regionales con sus propios medios. El nivel 2 corresponde a incendios graves donde dichas autoridades deben emplear medios estatales. Y el nivel 3 correspondería a incendios de emergencia nacional donde el Estado se haría cargo con toda su capacidad.

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Prevención

La prevención del fuego se basa, por una parte, en intentar evitar que se provoquen incendios forestales y, por otra parte, en crear condiciones que minimicen sus consecuencias una vez declarados. En tal sentido, podemos hablar de los siguientes tipos de medidas:

• La concienciación social, con la finalidad de educar a la población en un uso racional del fuego, evitando situaciones de riesgo. Puede realizarse mediante campañas informativas y multas coercitivas. Ecovigilantes y el Colegio Divina Pastora se han involucrado desde hace muchos años con charlas de prevención impartidas por el Seprona y un Aprendizaje y Servicio con APES.

• El cuidado y planificación de las masas forestales y los bosques, mediante la realización de cortafuegos y una planificada y extensa red de pistas forestales y depósitos de agua.

• La limpieza periódica de bosques mediante las oportunas labores selvícolas, como las labores de desbroce.

• Incentivar la plantación de especies ignífugas, de bajo poder combustible, frente a especies pirófitas. Pueden emplearse para establecer franjas delimitadoras que en caso de incendio actúen como barreras para el avance del fuego.

• Incentivar un mejor aprovechamiento económico de los montes (como por ejemplo la biomasa) observación de que el monte no arde allí donde es rentable, al tener gente que lo cuide por interés propio.

• Fomentar la ganadería extensiva, que contribuye tanto a la prevención del fuego (al reducir la masa combustible) como a la vigilancia del monte.

• La realización de quemas preventivas durante períodos de bajo riesgo de incendio.

• La adopción de medidas legislativas orientadas a prevenir que existan personas o colectivos que puedan sacar beneficio de los incendios.

• Reforzar la persecución policial y judicial de los incendiarios para evitar que puedan quedar impunes, así como la vigilancia de aquellos que tras cumplir condena vuelven a quedar en libertad.

• Ofrecer recompensas que incentiven a cualquiera que conozca al responsable de un incendio a dar el paso de denunciarlo.

• Reforzar los medios de vigilancia de los montes (patrullas, puestos fijos de observación, cámaras, aviones, satélites...) en períodos de alto riesgo de incendio. Recientemente se ha empezado también a usar drones (aviones no tripulados) de vigilancia, con efecto disuasorio.

• Sistemas de monitorización mediante sensores forestales que permiten conocer, de forma detallada y en tiempo real, aquellos aspectos de nuestro entorno que pueden afectar al riesgo de incendio y permitirnos poner en marcha medidas de mitigación adecuadas y eficaces. Los nuevos sistemas de sensores miden variables climatológicas como el CO, CO2, temperatura, humedad y viento cada pocos segundos y aplica algoritmos de detección de fuego, pragmáticamente sin falsa alarma. Esta información se envía y almacena en la nube, donde es accesible de forma totalmente abierta a terceros. Durante el incendio, estos sistemas muestran en tiempo real las condiciones ambientales de la zona (ventana meteorológica), la evolución del fuego dentro de la red y su dirección, ofreciendo información de alto valor a los responsables de la extinción.

Distintos expertos en incendios forestales han apuntado que los trabajos preventivos, las podas y las labores de silvicultura en invierno y primavera son la clave para combatir el fuego cuando suben las temperaturas.

Consecuencias

Los incendios forestales tienen graves efectos y consecuencias en el medio ambiente:

- Erosión del suelo al desaparecer la capa vegetal.

- Daños en la población animal silvestre; animales de compañía o explotación ganaderas.                                                                                       

- Contribución al cambio climático: cantidades de CO2 emitidas a la atmósfera, como por la pérdida de los bosques.

- En algunas ocasiones, muerte o daños físicos a las personas que intervienen en la extinción de los incendios o que resultan atrapadas por él.

-  Perjuicios a la salud de las poblaciones humanas próximas.

- Destrucción de bienes e infraestructuras (casas, almacenes, postes de electricidad y comunicaciones, etc.)

- Corte temporal de vías de comunicación.

- Perjuicios económicos por la pérdida de madera y/o productos alimenticios, así como los costes de las labores de regeneración de las zonas afectadas.

- Alteraciones, a veces de forma irreversible, del equilibrio del medio natural.

- Contaminación de ríos que reciben las aguas de lluvia que atraviesan la zona quemada arrastrando partículas y cenizas en suspensión (en zonas cercanas al mar se dañan los bancos de marisco, moluscos...).

- Impacto sobre el paisaje (Galicia negra).