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La participación supera lo previsto en las primeras horas de las cruciales elecciones italianas

El fantasma de la abstención, al final, no ha aparecido. O, al menos, no lo ha hecho -de momento- de forma llamativa, en las cruciales elecciones de este domingo en Italia. Eso es lo que se desprende de los datos del ministerio de Interior italiano divulgados a la una y media de la tarde, según los cuales la cifra de la afluencia a las urnas se está manteniendo prácticamente estable, con un 19,23% de la población que a esa hora ya había acudido a votar, un 0,20% menos que en los anteriores comicios de 2018.

En Roma, decenas de personas aguardaban pacientes su turno para ejercer su derecho ante un colegio electoral en el barrio de clase media de Monteverde. El sol que, pese la previsión de lluvia, decidió salir a último momento, hacía más agradable la peregrinación, con muchos electores convencidos de la importancia de su voto en estos comicios, que también mantienen a Europa en vilo.

“Pocas veces he sentido unas elecciones tan trascendentales”, dijo Virginia, una escenógrafa de 41 años. “Hoy conduciré unas cuatro horas para ir a votar, pues soy residente en otra región. Pero debo hacerlo. Todo está mal. Si gana la extrema derecha, nos hundiremos en el abismo ”, argumentó, desgranando las mil razones detrás de su preocupación por una posible victoria de Giorgia Meloni, la líder del ultraderechista Hermanos de Italia.

No era la única que razonaba así. La idea se repitió en muchos entrevistados consultados por este diario. “Son unas elecciones importantísimas, a ver si cambia algo después de tantos años con los mismos de siempre”, explicaba otro residente, al revelar que un voto más inclinado hacia la derecha. “No voto desde hace más de 20 años, pero ahora votaré al centroizquierda tapándome la nariz. No quiero que gane Giorgia Meloni. Es una mujer peligrosísima, una racista”, afirmó Massimo, un periodista afincado en Alemania.

EFE

No solo en Roma los electores están acudiendo a las urnas en un número superior al esperado por los analistas y los sondeos. En Palermo, la ciudad más importante de Sicilia, también se están viendo escenas similares. “Soy un estudiante y vivo en Roma, pero me he desplazado hasta aquí para votar. Lo considero importante”, contó un joven de esta ciudad, a la televisión pública RAI. 

En Milán, incluso Silvio Berlusconi, el líder del centroderecha Forza Italia, se ha sorprendido por la situación. “Es la primera vez que veo colas para ir a votar. Nunca he visto algo así en otros años”, ha afirmado el político, al votar en su colegio electoral de esta importante ciudad italiana. “Me siento un poco mal, pero esta vez no hay otra opción. Hay que votar sí o sí”, relataba asimismo otro ciudadano, residente en Florencia.

La incógnita es qué consecuencias puede tener una afluencia más alta de lo previsto y que podría no beneficiar a la coalición de derecha, integrada por Hermanos de Italia, la formación de Berlusconi y la Liga de Matteo Salvini. La alternativa es el Partido Democrático, que lidera el progresista Enrico Letta, un veterano profesor universitario que promete un continuismo europeísta.

Lo que está en juego no es poco. Los comicios servirán para elegir a unos 600 parlamentarios (400 diputdos y 200 senadores) y al nuevo Gobierno del país, después de la abrupta caída del anterior Gobierno de Mario Draghi en julio pasado. Unas turbulencias políticas que, según los últimos sondeos difundidos (hace dos semanas, por la ley italiana), podrían llevar al poder a la coalición más derechista de la historia republicana de Italia.