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La puntería castiga a México evitando la proeza que le habría llevado a octavos

Arabia Saudí 1 México 2

La victoria de Argentina daba a los mexicanos el pase si goleaban a Arabia Saudí. Marcaron dos goles, les anularon dos veces el tercero y vieron cómo los saudíes marcaban en el último instante complicando definitivamente su pase

Kevin Álvárez se lamenta de la eliminación de México.
Kevin Álvárez se lamenta de la eliminación de México.AP

Todo o nada. Avanzar o regresar. A México no le quedaba otra que encaramarse al fútbol osado, valiente para tratar de hacerle a Arabia Saudí todos los goles que había sido incapaz de lograr en los dos partidos anteriores. Solo así, y siempre mirando de reojo al duelo entre Polonia y Argentina, podía salvarse de un destino empinado. Decidieron los del Tata Martino empujar la piedra y la llevaron hasta la cima, marcando dos goles y viendo cómo le anulaban el tercero, el que le colocaba en octavos, en dos ocasiones. Murieron en el área, pero quizá estaba escrito que la piedra les aplastaría. [Narración y estadísticas]

México necesitaba ganar a una voluntariosa Arabia que sí tenía en sus botas el pase a octavos. Si eran capaces de vencer, los saudíes estarían en octavos, una proeza que restaba importancia al hecho de saber quién les acompañaría. Sin embargo, su empeño lo tuvieron que poner durante toda la primera parte en contener a México. Ellos manejaban el ritmo y encontraban la forma de sortear líneas y plantarse en el área, pero el acierto se les negaba. Si no se podía jugar al pie entre una maraña árabe, probaban desde lejos, pero su vigor desaparecía en el último pase demostrando que no es casualidad que tengan a cero el casillero de goles a favor.

Avisó Vega en el minuto dos con un disparo al cuerpo del meta Al-Owais. Veinte minutos después, Pineda se lanzó en plancha a rematar al segundo palo un centro de Hirving Lozano, pero en la trayectoria se cruzó la cadera de Al-Ghanam. Rozando el descanso fue Orbelín Pineda quien lo intentó con un disparo lejano. La cuestión era probar.

Los saudíes estaban sabiendo contener el ímpetu mexicano ensuciando cada ataque y solo apurando el primer tiempo aparecieron para inquietar a Ochoa. Limpió Gallardo una pelota que iba a engatillar Albirakan y, ya en el añadido, fue un testarazo de Al-Hassam quien hizo despertar a su grada en el Lusail.

El duelo se rompió al inicio de la segunda parte. Al tiempo que Argentina le marcaba a Polonia el primero de los dos que le endosó, Montes, al primer palo, prolongó un saque de esquina para que apareciera Henry Martín y batiera a Al-Owais. La primera barrera había caído y la segunda no tardaría. El zurdazo de falta directa de Luis Chávez puso el segundo en el marcador y les dejaba a solo uno de la proeza. Se lo anularon a Lozano por fuera de juego pero volvió a probar provocando la estirada del meta saudí. Y aún quedaba media hora. Argentina había marcado el segundo y solo el premio al fair play colocaba a Polonia en octavos, las malditas tarjetas amarillas penalizaban a la Tri.

El arrebato sin orden de la primera parte se tornó en ataque sostenido que hacía temblar a Arabia. Pudo tumbarla una volea con la zurda de Henry Martín que se escapó alta. También otro golpeo de falta directa de Chávez que hizo volar al guardameta saudí. El partido estaba volcado y de nuevo marcaron el tercero y no subió al marcador. Esta vez fue Antuna quien creyó llevar a México a la gloria.

Inmersos en la tarea de no desistir, de no verse fuera por la diferencia de amonestaciones, sucumbieron en el tiempo añadido, cuando en una contra, Arabia fue capaz de encontrarse en el área y cómodamente dejar a Al Dawsari listo para batir a Ochoa. Un gol que no consuela a los saudíes y que castiga a México.

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