«Cuando pare de caer agua, subirá el mal olor a las casas». Se lamenta Josefina Cruz, residente en San Roque que augura que los vecinos que viven cerca del Rivillas «nos pasaremos dos semanas con las ventanas cerradas para evitar que huela a mierda y a lo mejor llegamos a Navidad con el problema».
El otoño siempre es un problema para los que t
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Vertidos de aguas residuales en El Rivillas. / PAKOPÍ