En la puerta de la nave de Camperos del Asón puede leerse un llamativo «gallinas felices». En dos prados que hay junto a la instalación, con ese verde tan propio de la zona, las aves suelen estar a sus anchas. Con espacio, libres, a gusto (todo eso se nota en los huevos). Pero hace un par de semanas, las 1.800 gallinas de Pilar Ortiz están den
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Huevos Camperos del Asón. Pilar Ortiz, con las gallinas de su granja, perfectamente cuidadas y saludables, pero guardadas estos días en el gallinero sin poder salir a los prados en los que están habitualmente. / Alberto Aja