Miguel Martínez y Alba Ortiz ganaron la Travesía de la Ría cerca de Náutico por mal tiempo. De Moaña
Dicen que la falta de la vista agudiza el resto de los sentidos. oídos por ejemplo. Ver escuchar. Deja que el sonido te guíe. Eso es más o menos lo que ocurrió ayer en los alrededores del Náutico de Vigo. La niebla emergió como el competidor más duro en el Travesía a nado de la Ría de Vigo. Un manto blanco cegadoramente grueso cubría el azul, impidiendo que los competidores salieran de la playa Ocon de Moana como estaba previsto. Miguel Martínez fue el profeta de su patria, triunfante como Gijón de Ponteareas Alba Ortiz.
Lo hicieron como vanguardia del tamborileo que asoló la Ría. Un atronador sonido casi hipnótico que dominó los muelles mientras los 130 atletas se lanzaban al mar para dar comienzo a la regata. Cientos de manos y pies tocan la superficie . casi simultáneamente. como un tambor militar. Como un tambor brumoso.
Poco a poco, la música de batalla se desvaneció. Más allá había un circuito donde los nadadores tenían que salir del puerto, cruzar dos veces un camino cuadrado paralelo al muelle, luego regresar y golpear el panel de meta. El primero en hacerlo fue Miguel Martínez. , detuvo las manecillas del reloj en 38:05. El vigués, afincado en Broome, Madrid, está de vacaciones en casa y aprovechó para salir a mar abierto y ganar el nado más popular de su ciudad. Cambié el ritmo en la segunda vuelta y mantuve la distancia que podía mantener hasta el final. Hugo Ribeiro de Portugal fue segundo y Lucas Costa de Pontearea fue tercero.
Alba Ortiz de Guinea ganó entre las mujeres (41:20) y terminó octava en la general. Una mujer de Gijón, de Ponteleas, mostró un dominio total y nadó sola durante la mayor parte de la prueba. Luego ganó el relevo 4x400 con sus compañeros del Club O Condado.
Una mañana, se combinan las clasificaciones populares y las clasificaciones para niños. y de ruido. ruidoso. Literal y figurativo. Algunos con las extremidades en el agua, otros con tambores en la niebla.
