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Un Mundial que no quiere ganar nadie: desastre de Bagnaia y Aleix Espargaró

Los tres aspirantes al título no pueden pelear por el podio pero el líder, Quartararo, como mínimo termina octavo. Marc Márquez, cuarto

Márquez, en carrera, en Japón.
Márquez, en carrera, en Japón.Shuji KajiyamaAP

¿Una virtud o un defecto? El debate nació el año pasado. El Mundial de MotoGP, convertido en un ejercicio de supervivencia: el campeón no es el más rápido, es el más fiable. Quitando el raro 2020 de la pandemia, Fabio Quartararo ganó en 2021 con la peor puntuación desde Nicky Hayden 2006 y, más atrás, desde Wayne Rainey en 1992. Esta temporada suma incluso menos triunfos, es decir, acabará con menos puntos. Para algunos, los datos demuestran la igualdad en la pista, cualquiera puede vencer, la competitividad hecha norma. Para otros, los datos confirman que esta generación carece de un superclase, nadie tras la senda de Mick Doohan, Valentino Rossi y Marc Márquez.

Este Mundial es de tres hombres: Quartararo, 'Pecco' Bagnaia y Aleix Espargaró. Y ninguno sobresale. El francés lleva desde junio sin luchar por las victorias, el italiano no lo hizo al empezar el curso y el español apenas lo consiguió una vez. Este domingo en Motegi fue la culminación de esa máxima. Por distintas razones los tres estuvieron lejos, muy lejos del podio, y si hubo un vencedor fue Quartararo, octavo, porque el fracaso del resto fue absoluto. Bagnaia acabó por los suelos y Espargaró terminó decimosexto, fuera de los puntos. Quedan cuatro carreras y los tres mantienen opciones; vencerá quien no falle.

Los atenuantes

También todos cuentan con atenuantes. Este domingo, Aleix Espargaró sufrió un problema mecánico, Bagnaia, un lío con su equipo y Quartararo sufrió por la velocidad punta de su Yamaha, como siempre.

Los dos últimos pudieron hacer más, pero el español hizo lo que pudo. En la vuelta de calentamiento, su Aprilia se averió -el motor no aceleraba-, corrió a su garaje, se subió de un salto a la moto de repuesto e intentó una remontada imposible. No hubo manera. Por primera este curso no sumó ni un solo punto. En Japón, desde la segunda fila de la parrilla, contaba con una oportunidad para elevarse en la clasificación, pero su esperanza acabó en desastre. Ahora ya está a 25 puntos del líder, Quartararo. ¿Demasiado? En este Mundial no se sabe.

Hace una semana, Bagnaia, el otro candidato, se abalanzaba hacia el título y, sorpresa, apareció en su camino un compañero en Ducati, Enea Bastianini, con quien compartirá garaje el año próximo en el equipo oficial. Le robó la victoria en Alcañiz y no hubiera sido tan grave si no hubiera repetido este domingo. En Motegi el joven Bastianini batalló con Bagnaia durante toda la prueba, ambos contendientes por la modesta novena plaza, y al final el líder de Ducati acabó por los suelos. Fue culpa suya, una mala maniobra, pero su enfado era notable. De estar a un paso del liderato, a contar con 18 puntos de desventaja.

Su único consuelo fue que Quartararo continúa padeciendo, y padeciendo, y padeciendo. Con la única excepción de Austria, lleva cinco carreras lejos de las posiciones cabeceras y ya se supone raro verle en la lucha por la victoria. Este domingo se colocó octavo en la primera vuelta y ahí se quedó, incapaz de superar a Luca Marini o Maverick Viñales por culpa de su lenta Yamaha. El curso se le está haciendo largo y cómo acabará es una incógnita.

Márquez, cuarto

Del resto de la carrera destacó la victoria de Jack Miller, primera del curso y cuarta en MotoGP, después de firmar su marcha de Ducati hacia KTM. El australiano se escapó y dejó atrás una pelea por el segundo puesto que resolvió Brad Binder ante Jorge Martín. En cuarta posición terminó Marc Márquez que se dejó adelantar en las primeras vueltas, lastrado como siempre por sus problemas físicos, pero resolvió al final con un adelantamiento a Miguel Oliveira.

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