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Intelectuales reclaman «San Cristóbal es mucho más que Trujillo»

SANTO DOMINGO.- La historia de San Cristóbal tiene ingredientes valiosos y puntos sobresalientes que van más allá del hecho que siempre se resalta de ser cuna del dictador Rafael L. Trujillo Molina, concluyeron cuatro intelectuales nativos de esa localidad en una mesa redonda.

Odalís G. Pérez Nina, Nelson Medina Nina, Ramón Puello Báez y José Pimentel Muñoz hicieron un ardiente llamado para que quienes se refieren a San Cristóbal en libros, ensayos, artículos y comentarios en general tomen en cuenta múltiples aspectos que confirman las contribuciones a la nación de esa comunidad.

Expusieron en la tertulia “San Cristóbal: historia, tradiciones y aportes a la cultura dominicana”, celebrada en el Centro Cultural Mirador como parte de los actos de conmemoración del bicentenario del municipio de San Cristóbal.

Odalís Pérez Nina

Pérez Nina -lingüista, escritor y profesor universitario- sostuvo que “San Cristóbal es un ‘pueblo testimonio’ que tiene una historia de aportes, tropiezos y cambios. La condena sociopolítica y moral  ha sido confundida por sus herencias políticas y sobre todo por los vínculos con los hechos del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina”.

Agregó que “las acciones de este militar nativo de San Cristóbal han influido no poco en su historia moderna, conocimiento y acciones sociales. Las lleva en sus hombros el pueblo mismo de San Cristóbal, acusado de ‘pueblo de Trujillo’ o de ‘pueblo trujillista’. La oralidad política sobre la relación Trujillo-San Cristóbal carece de datos ciertos”.

Consideró que “esa historia de eventos, prejuicios, explicaciones sin un serio respaldo histórico, contribuyen a crear una imagen falsa de San Cristóbal. A nuestro pueblo no le conviene ese tipo de ‘historia oral’ e incierta». «Tampoco le conviene a los historiadores nuestros distraerse con fábulas o anécdotas en tal sentido. Por eso creemos en el rebase de dicho tópico proveniente de cierta élite que prefiere mantenerse en un pasado corrompido por el mito creado alrededor del personaje en cuestión”, añadió.

Pérez Nina, autor de 35 libros y miembro de la Academia Dominicana de la Lengua, estimó que “hoy en día se necesita un giro histórico en cuanto al estudio y conocimiento sociocultural de las mentalidades y comportamientos creadores del presente y del pasado de San Cristóbal. Sus movilidades clasistas, su historia y movimiento poblacional, así como sus fuerzas productoras y culturales,  muestran de una u otra manera, su presencia en el pasado y en la contemporaneidad».

Observó que “las historias o crónicas de San Cristóbal escritas o compiladas por Emilio Rodríguez Demorizi, Félix Reyes, Pablo Barinas Medina, Sócrates Barinas Coiscou, Emiliano de la Rosa, Colección Lugo, Domingo Lilón, Guaroa Ubiñas, Ramón Puello Báez, José Pimentel Muñoz y otros que han contribuido para escribir una historia de San Cristóbal, podrían ser un reto serio para asumir una historia critica de este pueblo tan importante para la historia del país dominicano”.

Medina

Nelson Medina Nina -sociólogo y gestor cultural- proclamó con énfasis que “San Cristóbal no es Trujillo”, criticando de inmediato “el infundado estigma existente en el país contra San Cristóbal, durante años, en el sentido de asociar las actividades sancristobalense al dictador y, por demás, sacrificar a mi histórico pueblo, cuna de la Constitución de la República, por haber cometido el pecado de permitir que éste naciese en su territorio”.

Llamó la atención al hecho de que “quien redactó el Manifiesto Febrerista que legitimó el ascenso del tirano al poder, no era de San Cristóbal; las tropas militares que sustentaron ese ascenso, no llegaron desde  San Cristóbal; no queda, en San Cristóbal, vestigio alguno de exaltación a la figura del dictador pero en otra ciudad sí y, como si fuera poco, varios sancristobalenses participaron activamente en el complot que terminó con su vida. Entonces pregunto: ¿Quiénes son los trujillistas en el país: los sancristoberos o los de otra provincia?”.

Añadió que “ello no invalida que reconozcamos aspectos específicos de la época de Trujillo que impactaron positivamente en San Cristobal, como lo fue el entonces Liceo Musical Pablo Claudio, hoy convertido en Escuela de Bellas Artes”.

Apuntó que del Liceo Musical salieron destacados artistas plásticos que han dado gloria al país.

“Igual podemos decir en el ámbito de la música. No ha existido agrupación musical trascendente en el país, que no haya tenido consagrados músicos oriundos de San Cristóbal. Desde la Orquesta Sinfónica Nacional hasta las más destacadas orquestas populares, han tenido un soporte clave en los músicos de San Cristóbal”, dijo Medina Nina.

Resaltó que “de los cuatro más trascendentes movimientos literarios del país, tres surgieron en San Cristóbal o bajo la sombra de un sancristobalense. Son ellos el Vedrinismo, con Zacarías Espinal; el Postumismo, con Domingo Moreno Jiménez; el romanticismo, con Osvaldo Bazil.”

“Podría continuar ejemplarizando los aportes de San Cristobal al país en varias esferas de la cultura, la política, la economía y el desarrollo nacional; pero no, me limitaré a repetir que San Cristóbal no es Trujillo”, concluyó.

Ramón Puello Báez

Puello Báez 

Ramón Puello Báez, comentarista de televisión y abogado,  aprovechó la tertulia -organizada por Purísima de León y Juancho Guerra Guerrero, ejecutivos del Centro Cultural Mirador, para destacar las excepcionales condiciones geográficas de San Cristóbal y sus contribuciones a la historia nacional.

“San Cristóbal ha sido territorio de importantes primacías ya que siempre ha tenido un lugar preponderante en todos los momentos trascendentes de la historia nacional. No hay un solo hecho importante de la República donde la común de San Cristóbal, cabecera de la provincia del mismo nombre, no haya estado presente, y por lo general, en primera línea. Los hechos están ahí para demostrarlo”, observó.

Citó hechos importantes ocurridos en los tiempos de la colonización española, como la fundación de la Buenaventura, construida en los terrenos comuneros de Árbol Gordo, sección Hormiguero, común de San Cristóbal  y la instalación de una de las dos refinerías de oro que existían en la isla (La Vega y San Cristóbal). “Desde esa villa de la Buenaventura, fue donde comenzaron las denominadas Encomiendas, reparto de los indios y de los terrenos, a los hidalgos españoles para su cuidado, propiedad y explotación».

Igualmente resaltó que «en lo que es hoy San Cristóbal, comenzó la siembra de la caña, la construcción de los primeros ingenios, el desarrollo de la industria azucarera, y la creación y explotación comercial de grandes haciendas, donde se desarrollaron proyectos agrícolas para exportación”.

Puello Báez sostuvo que antes de que Juan Pablo Duarte fundara la Sociedad La Trinitaria en 1838, y de que iniciara su prédica por la libertad y la creación de la República Dominicana, ya en San Cristóbal existía un fuerte sentimiento antihaitiano, que nunca dejó de crecer. Lo explica la existencia en la zona de un grupo de familias que emigraron de la antigua Colonia Francesa de Saint Domingue, huyendo de los desmanes de los esclavos que se sublevaron y crearon posteriormente el Estado Haitiano. Esos antiguos colonos franceses perdieron sus propiedades y bienes, por lo cual odiaban a sus verdugos, que posteriormente pasaron a ser sus autoridades, durante la dominación haitiana de la parte Este (1822-1844).

También destacó que San Cristóbal fue “Cuartel General” de las tropas que lucharon por desplazar el régimen de Boyer, durante La Reforma, y fue la primera común del Sur en pronunciarse apoyando el pronunciamiento de la Separación del 27 de Febrero de 1844 y la que aportó la mayor cantidad de soldados en las batallas que se escenificaron en el Sur, donde sancristobalenses como José María Cabral y Luna, Antonio Duvergé, Eusebio Pereyra y Aniceto Martínez, entre otros, jugaron roles estelares.

Puello Báez recordó la actuación del legendario “Batallón Nigua”, integrando por cientos de hombres de las diferentes comarcas de San Cristóbal, cuyas acciones guerreras determinantes se destacan en los Partes de Guerra.

Para el autor del libro Crónicas de San Cristóbal, la principal primacía de la común es haber sido escogida para que sirviera como cuna de la Constitución Fundacional de la República Dominicana.

Recordó la importancia que siempre ha tenido la común en la agricultura, reconocida como suministradora de alimentos para la capital y ahora incluso del agua que beben los capitaleños. Se refirió a la creación en la común de la primera Escuela Agrícola pública, inaugurada durante el gobierno de Món Cáceres en 1909, y posteriormente el Instituto Politécnico Loyola, con escuela de agronomía y escuela técnica, así como la existencia del primer Centro de Investigaciones Agrícolas del país (CENIECA), que operó por varios años en la común.

Finalmente, Puello Báez recordó “un dato histórico ignorado por muchos sancristobalenses y es que en la común, junto a Santo Domingo, se inició el desarrollo industrial del país, varias industrias que se construyeron en San Cristóbal desde finales de los ’40 y durante toda la década de los ’50, entre las que citó la Industria Nacional del Vidrio; la Armería; la Industria Licorera La Altagracia; la fábrica de sombreros de Baroni y Goria; la primera empresa de zona franca para exportación de textiles, conocida como Miss América; una fábrica de aceite de coco y una de tubos para saneamiento sanitario y pluvial, entre otras”.

Al cerrar su exposición, Puello citó que San Cristóbal ha tenido tres nativos de la común que han sido presidentes de la República. El primero, el Gral. de División José María Cabral y Luna, designado presidente tras el triunfo de las armas dominicanas durante la Guerra Restauradora y la salida de las tropas españolas. El segundo, Rafael Leónidas Trujillo Molina, que como gobierno dictatorial se prolongó por 31 años (16 agosto 1930 hasta 30 de mayo 1961). El tercero, Héctor Bienvenido Trujillo Molina, hermano del dictador, quien primero asumió como presidente interino desde el 1 de marzo hasta el 1 de octubre de 1951, y como presidente de la República desde el 16 de agosto de 1952 hasta el 3 de agosto de 1960.

Pimentel Muñoz

José Pimentel Muñoz, periodista, autor del libro Memorias de San Cristóbal y organizador del Encuentro Histórico de San Cristóbal, pasó por alto referirse a los aportes de la comunidad en el pasado y se limitó a señalar algunas acciones que deben materializarse para apuntalar la imagen cultural y la historia.

Consideró necesario que personas calificadas (estudiantes universitarios, profesionales, etc.), escriban y produzcan libros o ensayos sobre una serie de asuntos de valor histórico de San Cristóbal acerca de los cuales debe quedar constancia detallada. “Por ejemplo, se debe promover o gestionar que los profesores del nivel secundario de SC adopten la línea de encargar a los estudiantes de tercero y cuarto año la preparación de trabajos cortos de investigación sobre una serie de temas del ámbito local”.

Opinó que hace falta una historia bien sustanciada acerca de Cambita Garabitos, comunidad acerca de la que tiene buenos apuntes el profesor Emiliano de la Rosa, quien podría preparar un trabajo más sustanciado.

Pimentel Muñoz cree que hace falta una obra sencilla sobre la estadía en San Cristóbal del pintor español José Vela Zanetti, quien vivió allí junto a su familia a finales de la década del 40 cuando pintaba los murales de la iglesia católica.

A su juicio, “hace falta una relación completa de los libros editados (por sancristobalenses o no), que tocan, manosean o se refieren a San Cristóbal. Es necesario un inventario exhaustivo que abarque las distintas épocas y mucho más importante es exhibir esas obras, promocionarlas y en algunos casos reeditarlas”.

La participación de San Cristóbal en la revuelta constitucionalista de 1965 es otro trabajo que formalmente debe ser elaborado. Asimismo, expresó, se necesita también producir una historia deportiva o al menos escribir sobre la historia de algunos deportes y su desarrollo inicial en San Cristóbal.

La historia de la orquesta de Luis Alberti (primero llamada Generalísimo Trujillo y luego Santa Cecilia), radicada en San Cristóbal, es otro tema que Pimentel Muñoz cita como pendiente.

“Pero para apuntalar su imagen cultural e histórica, San Cristóbal necesita otras muchas cosas. Entre ellas, por ejemplo: 1.- Nombramiento de calles con los nombres de personajes importantes de las últimas décadas. 2.- Dar uso a la vieja iglesia católica, frente al edificio del Ayuntamiento. La intención no es que se rehabilite el lugar como templo religioso, sino que se convierta en pequeño auditorio para actividades especiales: conciertos, encuentros culturales, reuniones, etc. Incluso, puede servir como museo municipal”, agregó.

El periodista y escritor sugirió “publicitar para uso turístico el punto exacto donde nació Rafael Leónidas Trujillo y el lugar donde permaneció el cadáver durante algunos meses entre junio y noviembre de 1961″.

josepimentelmunoz@hotmail.com

Centro Cultural Mirador, en Santo Domingo