Ecuador
This article was added by the user . TheWorldNews is not responsible for the content of the platform.

Debate, base social y electoral

César Ulloa

Que no se confunda el resultado de la elección con la base social del país, más aún cuando el escenario nos ubica en la misma posición de hace dos años: correísmo versus anticorreísmo. En el caso del presidente saliente, la evidencia fue notable. La mayoría de las personas votó en contra de la Revolución Ciudadana sin que ello desestime su crecimiento entre la primera y la segunda vuelta. Entonces, resultado electoral no es base social. Lo ideal sería que los partidos políticos tengan una base social, pero tampoco hay partidos. Ahora, estamos plagados de maquinarias electorales que son aceitadas solo en época de elecciones.  

Esto nos lleva a pensar que la población miraba en Lasso una opción para construir una base social, siempre y cuando el Gobierno hiciese los deberes: estar cerca de la gente, actuar con sensibilidad, empatía y demostrar resultados. Esto no ocurrió, al punto de matar a su propio partido, CREO. Esta elección, atípica e insípida, nos pone una vez entre dos opciones: el pasado conocido y la incertidumbre de elegir un candidato que lleva a cuestas cinco campañas de su padre, sin embargo, para los dos casos, el contexto es muy diferente a los años de gloria de la Revolución Ciudadana y los mejores desempeños de la maquinaria Noboa.

La base social que está en las organizaciones, sociedad civil, gremios y distintos colectivos reclama propuestas concretas para la resolución de los problemas: inseguridad, desempleo, corrupción e impunidad, sin perder de vista los estructurales como la pobreza, la falta de vivienda, la desnutrición crónica infantil, el hambre. En los últimos días de campaña también queremos conocer a los equipos de trabajo de los candidatos, pues eso nos formaría una mejor idea para concurrir a las urnas.

A puertas del debate y sus coletazos, las expectativas se incrementan. No queremos candidatos repetidores de guiones prefabricados por asesores del momento, sino políticos de fuste que demuestran sus credenciales para gobernar el país. Menos maquillaje, más autenticidad y solvencia en la defensa de sus planes de gobierno.