Ecuador
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¿Podemos confiar en el censo?

Italo Sotomayor Medina.

Hace unos días se presentaron al país los resultados del censo nacional, pese a la advertencia de varias voces expertas que aseguraban que la ejecución estadística iba a ser errónea y que por tanto, los resultados no solo que serían inútiles, sino que también, significarían un retroceso para determinadas etnias y grupos sociales. Esas mismas voces son las que hoy piden que se realice una auditoría externa de los resultados y que los planes gubernamentales, retratados en políticas públicas, no utilicen estos números como una fuente de información confiable. Lo cierto es que todos fuimos testigos de las irregularidades acaecidas en el censo y nos resulta coherente lo que hemos venido escuchando de varios actores sociales en sus denuncias que, como era de esperarse, recibieron poca o nula atención, en la Asamblea Nacional, en la Contraloría y ni se diga en la Presidencia de la República.

¿Realmente somos menos o es pura ficción aquello de la reducción de la población? Las proyecciones, en función de lo previsto en el censo del 2010 y otras estadísticas compartidas en el 2012, eran otras. A la fecha, se esperaba que fuéramos algo más de 18 millones los habitantes en el país, sin embargo, el INEC ha determinado que somos finalmente casi 17 millones. Según dicen, la migración, el menor nacimiento de niños y niñas, así como el incremento en el fallecimiento de personas, fue ‘determinante’ para que las anunciadas proyecciones de hace una década, no se ajusten a la realidad del Ecuador de hoy. Todo suena sospechoso y no parece estar suficientemente probado con números en mano.

Un resultado preocupante es el de los afroecuatorianos. Hoy, a diferencia del último censo, la comunidad afro representa el 4,8% de la población; lo que, como ha quedado dicho, contradice lo que en su momento fue proyectado. El INEC, a través de su director, ha establecido algunas excusas, que no pueden ser entendidas como argumentos. Ha dicho que los ‘inconvenientes’ suscitados, en torno a los afroecuatorianos, es que muchas personas, supuestamente, rehúyen a la idea de ser identificadas como ‘negras’ o que no son tan organizados como los montubios o los indígenas, lo que dificulta su segmentación. ¿Hay algún vestigio de estadística en lo que dice? Más bien parece una ‘justificación’ vacía y banal, sobre lo que no pudieron hacer bien con el censo; logrando invisibilizar y discriminar a una comunidad que merece respeto y atención prioritaria.

El censo era una oportunidad histórica para este gobierno y para el país. Tener datos y cifras sobre la distribución de la población en el país, son vitales y constituyen un vital punto de partida para la construcción de políticas públicas, la distribución de recursos y la representación política. Este censo merece ser auditado y repensado; de otro modo, el país pierde una inmejorable oportunidad para enfocar sus esfuerzos en atender sus necesidades y elegir la mejor vía para su desarrollo. Un día más en el paisito…

@ItaloSotomayor
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