El cierre nocturno de la Alcazaba pilló por sorpresa este viernes a un centenar de personas que decidieron estacionar sus coches en el interior de este recinto en una jornada histórica para el turismo de la ciudad por celebrarse la Procesión Magna en la primera Semana Santa postpandemia.
Es lo que le sucedió a Rosalía Saavedra, una costalera de
Los afectados junto a la puerta que permite el acceso de vehículos a la Alcazaba de Badajoz. / HOY