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El holograma que acabó con Revilla (y debería inquietar a Sánchez)

Hay dos grandes enigmas cántabros que tienen loco a los expertos desde hace varias generaciones. 1) ¿Quién pintó las cuevas de Altamira? .2) ¿Miguel Ángel Revilla es de izquierdas o de derechas?

Hay dos grandes enigmas cántabros que tienen loco a los expertos desde hace varias generaciones. 1) ¿Quién pintó las cuevas de Altamira? .2) ¿Miguel Ángel Revilla es de izquierdas o de derechas?

El 28-M, el enigma número dos no ha sido resuelto, pero sí ha volado por los aires, tras desplomarse el revillismo (de 15 a 8 diputados) y ganar el PP las elecciones (de 9 a 15 diputados). Durante la precampaña, las encuestas daban un escaño más al PP que a Revilla; al final fueron siete de diferencia. El catalizador del cambio fue un holograma.

Para el revillismo, la respuesta correcta a la pregunta de si Revilla es de izquierdas o de derechas es que Revilla es cántabro, clave de bóveda de su permanencia en el poder, al apelar al 100% de los votantes (¿quién no es cántabro en Cantabria?), o el habilidoso regionalismo aglutinador de ideología difusa (el PRC) en una región con poco sentimiento autonómico.

Foto: Foto: Europa Press/Juan Manuel Serrano Arce.

El transversalismo de Revilla era fuerte porque no era solo de boquilla: antes de ser presidente de Cantabria con el apoyo del PSOE, fue vicepresidente en gobiernos presididos por el PP.

Además, aunque gobernaba con el apoyo del PSOE, Revilla (cuya “astucia política” reconocen hasta sus enemigos) confrontaba al PSOE nacional cuando hacía falta, siempre con el comodín de atacar a los poderes de Madrid desde el regionalismo agraviado. La última (y sonada vez) fue durante el escándalo de los trenes de cercanías que no cabían en los túneles, que Revilla surfeó con vehemencia reclamando dimisiones al Gobierno central.

Revilla, en definitiva, gobernaba con el apoyo del socialismo cántabro, sin que le salpicaran las polémicas del Gobierno socialista central.

A Revilla le votaban progresistas, centristas y conservadores, tenía “votos prestados de todos los partidos”, según el PP cántabro. Todo eso reventó en las elecciones del pasado domingo… gracias a un holograma.

La bombillita

Las encuestas internas del PP habían detectado el desgaste de Sánchez en muchos territorios, pero en Cantabria combatían contra Revilla, que, a sus ochenta años, seguía siendo mucho Revilla: según los datos que manejaba el PP antes de la campaña, la marca Revilla estaba desgastada, pero los cántabros le daban por ganador otra vez.

María José Sáenz de Buruaga, virtual nueva presidenta de Cantabria, llevaba toda la legislatura con la lluvia fina de identificar a Revilla con Sánchez. Su discurso machacón, según los populares, era el siguiente: “Puede que Revilla sea un buen embajador televisivo de Cantabria, pero solo es eso, no gestiona y deja hacer al PSOE, está atado a los socialistas porque solo le importa ser presidente”..

"Se trataba de romper la ambigüedad ideológica de Revilla y encerrarle en el bloque sanchista"

Llegada la precampaña, más madera: “Se trataba de romper la ambigüedad ideológica de Revilla y encerrarle en el bloque sanchista”, cuentan fuentes de la campaña popular.

Tras decidir que la asociación Revilla/Sánchez sería el leit motiv de su campaña, los populares recurrieron a unos creativos para plasmar la idea fuerza.

A alguien se le iluminó la bombillita: un cartel lenticular en el que los rostros de Miguel Ángel Revilla y Pedro Sánchez se superponían según movías la imagen. El holograma.

Cuando los creativos nos los enseñaron nos fascinó. Un trozo de cartón transmitía perfectamente la idea de campaña. Fue un éxito desde el primer momento. Llegó a todas partes”, cuentan en el comité de campaña popular.

“El lenticular ayudó mucho a que nuestra campaña funcionara”, añaden.

El PP arrancó la precampaña distribuyendo cientos de carteles Revilla/Sánchez bajo el lema: “Son lo mismo. Si apoyas a uno, apoyas al otro”.

La trampa

El llamativo holograma llegó hasta los telediarios. Podía haber quedado en una ocurrencia más de una campaña autonómica y municipal repleta de ideacas, pero cuajó: ¿Por qué?

“El lenticular fue una acción creativa brillante, pero para que funcionara tenía que tener un discurso detrás, que es lo que hizo daño a Revilla: la letra pequeña del holograma era todas las veces que el PRC había apoyado al PSOE en el Congreso de los diputados”, añaden fuentes de la campaña.

Según los datos difundidos por el PP, el revillismo apoyó el 93% de los decretos ley sanchistas, solo Teruel Existe mostró mayor respaldo parlamentario. La cifra del 93% se repitió hasta la saciedad.

El eje de campaña había girado.

Revilla se puso a la defensiva, se pasó el resto de campaña contraargumentando el holograma, diciendo que él no era Sánchez, a rebufo nuestro, había caído en las redes de nuestro relato, no supo salir de ahí”, cuentan fuentes populares.

"Revilla pasó gran parte de la campaña defendiéndose del holograma"

“Pasó gran parte de la campaña defendiéndose del holograma de Buruaga, incluido el debate televisivo entre candidatos”, añaden desde el comité de campaña del PP.

A Revilla no le favoreció que las encuestas señalaran que Podemos tendría la llave para romper el probable resultado ajustado. Empezó el mantra de que Revilla estaba en manos de Podemos. El aún presidente cántabro no supo zafarse de ese cepo ideológico, alejado (a su pesar) del transversalismo cántabro.

Días antes de las elecciones, el Diario Montañés, publicó una entrevista a Revilla con el siguiente titular de portada: “El experimento de un tripartito no saldría bien, hay cosas de Podemos que no comparto”.

“Al dedicarse a desmentir el pacto con Podemos, estaba ya totalmente metido en el marco que no le convenía”, aseguran fuentes populares.

“Los últimos días de campaña, Revilla se dio cuenta de que había caído en la trampa, pues sacó varios vídeos explicando que aquello no era una campaña nacional, sino autonómica, pero ya era tarde”, añaden.

Foto: EC Diseño.

“También funcionó bien nuestro eslogan, Despierta Cantabria, porque, aunque las encuestas detectaban que los cántabros querían un cambio, no pensaban que fuera posible, asumían que Revilla volvería a ser presidente. El “despierta” fue un grito contra la resignación. La participación electoral subió un 5%, clave para que Podemos se quedara fuera finalmente”, aseguran desde el comité de campaña popular.

“La gran paradoja del resultado es que el PSOE al final ha subido en Cantabria. Es decir: Revilla estaba más desgastado que Sánchez. Se acabó el revillismo”, zanjan.