Guatemala
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A más ataque, más apoyo

Se precipita el momento en que cada guatemalteco, cada habitante de esta tierra, tendrá que decidir su lado: Si condescender al asalto a la elección de agosto que otorgó la presidencia a Bernardo Arévalo o si defender su democracia y lo que queda del estado de Derecho.

Pensaría uno que no hay mucho que debatir. Que no hay mayor decisión que tomar al respecto. Pensaríamos que, en esta, debiéramos estar todos en el mismo acuerdo. Y es que hemos dicho que somos buscadores de la conservación de un régimen de legalidad, y el resultado último de esta elección no dio mucho para debatir, en realidad. Con una diferencia de más de 874 mil votos a favor del binomio proclamado por el Movimiento Semilla, el resultado es clara e inobjetablemente cierto. Es algo evidente a los ojos de cada uno de nosotros. La relación fue casi de dos votos para Arévalo y Herrera contra uno para Sandra Torres y su vicepresidenciable. Así que pretender discutir el resultado resulta ser una absurda payasada, que estoy convencido de que nadie legítimamente cree. Ni siquiera los más férreos opositores al resultado que, en todo caso, no luchan por convicción, sino por mezquina conveniencia.

Esa mezquindad no es aceptable desde ningún punto de vista. Para cada ciudadano, no hay disgusto por el resultado, ni temor por lo que pueda creer que representan los ganadores, que legitime su condescendencia a botar la elección, a pasar por alto el régimen de legalidad y a terminar de destruir el estado de Derecho por el que tanto se trabajó. Es de comprender, eso sí, que Arévalo y su gente no gocen de la simpatía de todos. Este, en fin, es un país donde el conservadurismo abunda, y el sobresalto en algunos sectores no es de extrañar. Esos temores, sin embargo, no son solo ideológicamente naturales. Son también fabricaciones, muchas de ellas puras marrullerías, creadas con la astucia de un diablo, para crear pánicos injustificables contra alguien cuya más importante característica política en esta coyuntura es que no representa la continuidad del régimen de corrupción vigente.

Desde ya, en círculos de la ciudad de Guatemala he escuchado cómo algunas de estas artimañas vuelan con la rapidez de una llama incendiaria. Provoca que podamos prever que, en el futuro, no habrá acción del gobierno de Semilla que sea exagerada o torcida, a manera de crear espanto entre estos ciudadanos. La candidez estará del lado de quienes maquinan estrategias para conservar lo que se han apropiado, puesto que, en muchos casos, lo que se discute requiere de un nivel de conocimientos técnicos que solo pocos tienen. Ejemplo de esto fue una habladuría que se propagó —en forma de patraña— sobre la posición del diputado electo Jonathan Menkos Zeissig respecto del presupuesto del año entrante.
Rápidamente, medios aliados al gobierno actual se sumaron en desinformar y quedó la impresión de que Semilla busca incrementar impuestos, un temor principal en las capas medias y altas de la sociedad.

Insisto, pocos podrán tener los conocimientos técnicos para comprender el fondo de asuntos como el complejísimo presupuesto nacional. Pero lo que debiera estar claro es que, en el equipo del gobierno electo, gente como Jonathan Menkos es íntegra, profesional, y tiene un enorme recorrido personal que nadie puede objetar. Podrá haber posturas del equipo entrante que no todos compartamos. Pero de eso se trata el ejercicio de gobierno. En todo caso, de elegir funcionarios que sean cuentadantes. Y el regreso de eso, tras años de descaro, es algo que se espera con ilusión. Es algo que, junto con el estado de Derecho, nos pertenece a todos. Ante los atropellos cometidos contra el sistema electoral, el ciudadano consciente tiene una postura que tomar. Hay gente que, a más ataques del Ministerio Público, más apoyará la transición debida. Ojalá, en aras de la democracia, estos sean muchos.

* Esta columna defiende el legítimo resultado electoral del 20 de agosto, y cerrará con este mensaje, independiente del tema de cada artículo, hasta la esperada toma de posesión del presidente y vicepresidenta electos Bernardo Arévalo y Karin Herrera, el 14 de enero de 2024.