Guatemala
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Generación de electricidad y basura municipal: ¿es posible?

La generación de electricidad en el país proviene de fuentes renovables y de la utilización de combustibles fósiles importados. La proporción actual es de 68-32 % con variaciones de acuerdo con la época del año. La generación hidroeléctrica y la combustión de biomasa son los componentes renovables mayoritarios. La generación eólica, solar y geotérmica son relativamente insignificantes. Estas contribuciones de energía eléctrica renovable dependen de las condiciones climáticas, las cuales están fuera de cualquier control, presente o futuro. La precipitación anual, y eventos temporales de intensidades arriba de lo normal, afectan el caudal de los ríos y la estabilidad de las hidroeléctricas, la irradiación solar promedio y la intensidad del viento son impredecibles. Por lo tanto, es indispensable buscar alternativas, y si algunas son favorables, tomar acción rápida al respecto, ya que el precio y la disponibilidad futura de los combustibles fósiles son incógnitas imposibles de predecir en forma acertada.

¿Puede emplearse la fracción orgánica de la basura municipal para generar energía eléctrica? Antes de contestar es necesario responder dos interrogantes. Primera, ¿alguien lo hace comercialmente? Si, la operación se lleva a cabo en varios países. Por ejemplo, en Alemania, el mayor productor de biogás, mezcla de metano y CO2, en el mundo, operaban 9,706 unidades en el 2018, produciendo 32,500 GWh de electricidad, cifra que equivale a 2.7 veces a toda la energía eléctrica generada en el país. De estas unidades, alrededor de un 5 % empleaban desechos municipales como materia prima. Segunda, ¿cuál es la situación de la basura municipal en el país? Un desastre que causa un problema serio ambiental. Entonces, si la tecnología existe y hay basura municipal disponible sin un uso especifico, debe pasarse a la acción. Bueno, no es tan fácil.

Para comenzar, es imprescindible un cambio de mentalidad. No debe verse a la basura municipal como un problema, sino como una materia prima en un proceso productivo. Es decir, darle un valor económico a la misma. En esa línea de pensamiento, debe desarrollarse un sistema por medio de una alianza público-privada, en el cual, las municipalidades se encargarían de recolectar y preparar la basura municipal en la forma correcta, y la empresa, o empresas privadas, administrarían la generación y venta de la electricidad a la red nacional. Los dividendos se distribuirían entre ambos. Coincido con aquellos que piensan que no es tanto el problema de recolectar, sino en que los vecinos estén dispuestos a cancelar el servicio de la recolección y dejen de tirar la basura en donde caiga. Puede subsanarse el problema por medio de un estímulo económico, es decir, eliminarle al consumidor el costo del alumbrado público en su recibo mensual, como recompensa a su colaboración.

Ahora bien, es necesario identificar los polos en el país en donde deben instalarse las unidades de generación. Para ello debe establecerse, en cada uno de ellos, la disponibilidad real de la basura de acuerdo con su población actual y tasa de crecimiento, la distancia mínima para la recolección, el sistema a emplear y el costo. Con base en esto, debe seleccionarse la tecnología a usar y la inversión requerida. Existen comercialmente dos tecnologías, la térmica, con cuatro opciones, y la basada en la bioquímica, o digestión anaeróbica, en sus diferentes arreglos para optimizar la producción de metano.

La propuesta anterior le daría un uso a un desecho problemático para producir energía eléctrica de fuente renovable, la implementación generaría inversión y demanda de mano de obra con múltiples beneficios, y es un ejemplo de la economía circulante que promueve sostenibilidad hacia el futuro.

*Investigador emérito de la Universidad del Valle de Guatemala